La defensa del expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, ha pedido su absolución en el caso de las tarjetas opacas al entender que se trataba de una práctica establecida por su predecesor en el cargo para "dignificar" la función de los consejeros y compensar sus esfuerzos y dedicación.

En un escrito dirigido al juzgado central de instrucción nº 4, la defensa de Blesa alega que éste fue usuario de las tarjetas bajo el régimen establecido por su predecesor, Jaime Terceiro, y los gastos efectuados estaban registrados en la contabilidad de la entidad "sin exigirse jamás justificación de los mismos".

Estos incentivos y otras remuneraciones "no estaban ni mucho menos prohibidos" durante el periodo en el que Blesa presidió la caja, señala el escrito, que añade que no ha existido perjuicio patrimonial ni para el FROB, ni para Bankia, ni para Caja Madrid, y tampoco la Fundación Caja Madrid, ahora Fundación Monte Madrid, se ha manifestado como perjudicada.

Se trataba de un "incentivo remuneratorio por la dedicación, esfuerzo y responsabilidad", y como tales fueron incluidos en las declaraciones fiscales de Caja Madrid como gastos deducibles.

Además, todos estos abonos eran conocidos por los servicios contables, los auditores externos e internos, el regulador y la inspección fiscal.

La defensa de Blesa impugna también las hojas de cálculo en las que se detallan los gastos efectuados, y asegura que "no existe prueba acreditativa alguna de tales gastos".

Por todo ello, la defensa considera que no existe delito y pide la libre absolución de Blesa.

El expresidente de Caja Madrid hizo un total de 1.651 movimientos con su tarjeta opaca entre compras, retiradas de efectivo y otros cargos entre 2003 y 2010, uno de los últimos el mismo día en que dejó la presidencia de la entidad.

En concreto, se gastó 4.000 euros en productos de informática y telefonía el 28 de enero de 2010, según consta en el desglose de los gastos realizados por consejeros y directivos de la entidad entre 2003 y 2012.

Exclusivos restaurantes, hoteles de cinco estrellas, joyerías, viajes y compras en tiendas de conocidas marcas de lujo son algunos de los cargos que más se repiten en los movimientos de Blesa, aunque también constan gastos más modestos, como establecimientos de comida rápida, gasolineras o pagos en peajes de autopistas.

También llama la atención el elevado importe en efectivo que Blesa sacó de los cajeros con esa tarjeta entre 2003 y 2010, un total de 85.350 euros.

El pasado 1 de febrero el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ordenó la apertura de juicio oral por el caso de las tarjetas opacas, al reconocer indicios suficientes de administración desleal por parte de los expresidentes de Caja Madrid Miguel Blesa y Rodrigo Rato y del ex director general Ildefonso Sánchez Barcoj, con el propósito de apropiarse de forma continuada e indebidamente del patrimonio de Caja Madrid y Bankia.

Anticorrupción solicita seis años de prisión para Blesa y cuatro años y medio para Rato, unas penas que Bankia reduce a cuatro y tres años, respectivamente.

En total son 66 los usuarios de las tarjetas a los que se acusa de un supuesto delito continuado de apropiación indebida, con penas diversas de entre uno y cuatro años de prisión, dependiendo de si se aplica el atenuante de reparación de daño al haber devuelto las cantidades gastadas.