Los dispositivos ponibles, esas curiosas piezas de tecnología que llevamos encima tales como relojes inteligentes o pulseras medidoras de actividad, vuelven a ser un año más protagonistas en el congreso mundial de telefonía móvil.
Si el pasado año era el de la eclosión de los relojes y las pulseras, este 2016 está siendo el del perfeccionamiento y la unión de las empresas tradicionales con las tecnológicas. Posiblemente el más claro ejemplo de esta curiosa simbiosis la esté protagonizando el gigante tecnológico Intel. La compañía con sede en Santa Clara ha presentado diversos dispositivos para llevar, entre los que destacan sendos relojes inteligentes amparados por el diseño y la sabiduría relojera de firmas como Tag Heuer y Fossil. Bellos por fuera, y funcionales por dentro, estos relojes inteligentes son algo más que una pieza de tecnología y están acaparando las miradas de curiosos y prensa especializada.
En la misma línea se han presentado marcas más tradicionales, como Guess, quien ha desvelado toda su nueva gama de smart watches que en muchas ocasiones más bien parecen relojes clásicos.
Y todo esto no es más que la punta de un iceberg en el que se encuentran coches conectados, hogares inteligentes y toda una suerte de objetos que no solo se conectarán a internet, sino que también se conectarán y comunicarán entre ellos. Esta situación está provocando que se esté corriendo una carrera por ser el lenguaje de programación que permitirá conectar millones de objetos en todo el mundo.
