Hace unos días salto a las primeras planas de periódicos e informativos el acuerdo comercial alcanzado por Estados Unidos y once naciones del Pacífico para el Libre Comercio. En concreto se ha mencionado que el Tratado de Asociación Transpacífico (TTP) afecta a un porcentaje muy importante de la economía mundial (se habla del 40%, pero sin China es inferior, entorno a un 30% en producción y 20-25% en ingresos comerciales) y por ello su impacto es tan importante, incluso en puntos tan lejanos como es la Unión Europea. Pero estos acuerdos relevantes también son bastante lejanos para el consumidor, aunque al final acaban afectándole.

¿En qué consisten estos acuerdos, y el TTP en particular?

El fin de estos acuerdos es la mejora de los intercambios comerciales entre países, tanto de compra como de venta, y es precisamente este punto el que suele dificultar en algunos casos el acuerdo como ha sucedido con el TTP, al tener posiciones encontradas en algunos puntos. Resumiéndolo de forma simple, los países quieren exportar mucho, vender fuera, e importar poco, que sea su propia industria la que satisfaga sus necesidades. Por ello desearían aranceles (lo que se paga en aduana) bajos para su venta pero altos para las compras de otras regiones. Este ha sido el principal escollo, principalmente de Japón, un gran exportador en el siglo XX en productos de valor añadido (vehículos, tecnología€) , pero cuya economía se ha estancado mientras que la de otros países del entorno han crecido de forma vertiginosa. Solventar las salvedades de Japón abrieron las puertas al acuerdo.

En el caso concreto del TTP consta de 30 capítulos que cubren diversos asuntos como el intercambio de bienes y servicios, los procedimientos aduaneros, así como medidas fitosanitarias y sanitarias, barreras técnicas de entrada o comercio electrónico. Aspectos muy importantes han sido las vigencias de las patentes (protegiendo que los productos innovadores tengan una importante protección) y el descenso arancelario en productos no fabricados por completo en países firmantes, como los vehículos, siempre que se supere la manufactura en este país en un 45%.

¿Cómo se fomentan estos acuerdos?

Se firman acuerdos entre países y regiones constantemente. De hecho, la Unión Europea es muy activa con ellos y tiene múltiples con países fuera de ella en todos los continentes. La forma más normal de hacerlo es con la ayuda de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Una de sus misiones es la creación de foros para que los gobiernos negocien acuerdos comerciales, resolver diferencias y que se aplique un sistema de normas comerciales.

¿Quiénes los han firmado?

En el lado Americano el principal impulsor ha sido Estados Unidos, pero también se incluyen Canadá, Chile, México y Perú. En el otro lado del Pacífico: Japón, Malasia, Vietnam, Singapur, Brunei, Australia y Nueva Zelanda. China, la economía asiática más importante no entra en juego.

¿Qué hará China?

China está impulsando otro acuerdo más global en cuánto afecta a los países de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asía-Pacífico), que suma más países que el TTP, pero con una resolución mucho más compleja. Las peculiaridades de la economía China y su poder comercial tanto en la exportación de productos manufacturados y la importación de materias primas. No obstante, la firma del TTP debería servir de estímulo para limar diferencias y llegar a un acuerdo antes.

¿Es cierto que estos acuerdos crean empleo?

A largo plazo suele ser así, pero lo crea de forma desigual e incluso en el corto plazo se destruye empleo. Por ejemplo, en Canadá este acuerdo llevará a que se importen alimentos más baratos, con lo que los países que los venden ganarán en ingresos y trabajo pero los agricultores y ganaderos canadienses perderán y destruirán empleo. Cuando se finalizan dinámicas como estas en el corto plazo y cada país refuerza sus puntos fuertes, se producen dinámicas positivas tanto en más ingresos como trabajo.

¿Cómo afecta a España y la Unión Europea?

De varias formas. La primera más directa hará revisar cuál es el marco de relación de la UE con estos países para no quedarse atrás y ser competitivos en la compra y venta de productos. Es decir, si tenemos aranceles peores que Estados Unidos es probable que una empresa de Singapur compre antes allí que a un país de la UE, debilitándonos.

Uno de los grandes retos de la UE y de difícil solución es que el epicentro del comercio se está moviendo rápidamente de las relaciones atlánticas América-Europa al eje América Pacifico. Por ello, algo lógico es que en el medio plazo, para paliar estos efectos veamos nuevos acuerdos entre la Unión Europea y otros países para no quedarse fuera de juego. En el lado indirecto, todo impulso comercial genera en el largo plazo ventajas de costes, productos más económicos, por lo que aunque su ámbito no nos afecto directamente nos beneficiará en el largo plazo.