El agujero de Bankia, la escalada de la prima de riesgo y la negativa del BCE a salir en ayuda de la deuda han dibujado una semana negra en los mercados, en la que el Gobierno ha puesto sus esperanzas en que la UE dé pasos hacia una unión bancaria que suavice la presión sobre España.

Fuentes del Ejecutivo reconocen que tienen depositada su confianza en las elecciones griegas del próximo 17 de junio, a la espera de que salga elegido un gobierno europeísta, y en la Cumbre que se celebrará a final de mes en Bruselas.

Esta semana han escuchado con satisfacción cómo el presidente de la Comisión, Jose Manuel Durao Barroso, y del Banco Central Europeo, Mario Dragui, apostaban directamente por una unión bancaria para salvaguardar el euro, una iniciativa que implicaría, entre otros elementos, un fondo para entidades en peligro.

En ningún caso serviría para ayudar a Bankia porque su puesta en marcha exigiría un largo proceso, pero desde el Gobierno consideran que es importante que los mercados vean a la UE comprometida con la moneda única y decidida a dar pasos para protegerla.

A lo largo de la semana, el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, ha hablado con los principales socios europeos y la canciller alemana, Angela Merkel, pidió públicamente que se tenga confianza en las medidas que está adoptando el Gobierno español y en la estabilización de los bancos europeos.

A pesar de que Berlín ha rechazado siempre la idea de que los bancos pueda acceder directamente a los fondos europeos y de que Merkel dejó claro que todavía no se está en ello, también admitió que "no tiene por qué haber tabúes".

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, recibió asimismo el respaldo en Washington del FMI y de las autoridades estadounidenses, pero los mercados han hecho oídos sordos a estos mensajes, la prima de riesgo ha batido récords a diario y la bolsa ha llegado a caer a niveles de 2003.

El Gobierno atribuye públicamente la dureza de las últimas turbulencias financieras a la inestabilidad política griega, aunque fuentes del Ejecutivo reconocen también las dudas que despierta el sistema financiero español.

Sin embargo, en la Moncloa están convencidos de que se han dado los pasos adecuados para disipar las incertidumbres, ya que la solución para Bankia está en camino y pronto se conocerá el informe de los dos evaluadores independientes que están estudiando los activos de todas las entidades y sus necesidades de financiación.

Se trata de un ejercicio de transparencia que no ha hecho ningún país europeo, destacan las fuentes, que lamentan las especulaciones sobre la situación que atraviesa España: "no sólo son ociosas, sino muy contraproducentes".

Hasta el momento, los datos conocidos son los del agujero de Bankia, que reconoció formalmente el viernes 25 de junio que necesitaba del Estado 19.000 millones de euros, cifra que, sumada a los 4.465 ya inyectados, convertía la operación en el rescate más caro de la historia financiera española.

El lunes, con la prima de riesgo por encima de los 500 puntos, de forma inusual e inesperada Rajoy protagonizó una rueda de prensa en la sede del PP para lanzar un mensaje tranquilizador y dejar claro que "no va a haber ningún rescate de la banca española".

Pero la situación empeoró cuando la matriz de Bankia admitió que el año pasado había perdido 3.318 millones de euros, cuando a finales de abril había reconocido un beneficio de 40,91 millones.

No hubo respiro en toda la semana, salpicada con sobresaltos informativos como la dimisión del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, un mes antes de que concluyera su mandato.

Ayer la bolsa logró mantenerse con dificultades por encima de los 6.000 puntos y la prima de riesgo cerró en 536 puntos básicos tras alcanzar un nuevo máximo, a pesar de las insistentes intentos del Gobierno para calmar la situación.