El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha pedido a la CEOE "sensatez, cordura, prudencia y mesura" para que no trate de establecer relaciones laborales "unilaterales" en las que se impongan las reglas del juego a los trabajadores a través de mayor discrecionalidad del empresario, contratos únicos y el descuelgue de los convenios colectivos superiores al de empresa, como baraja la patronal en su documento de propuestas de cara al 20-N, que aprobará en la Junta Directiva de mañana.

Durante el 'Foro Cinco Días', el titular de Trabajo acusó a los empresarios de pretender "aprovechar la ocasión para producir reformas que están fuera del marco laboral y que destruirán el sistema de relaciones laborales", con propuestas que "no están justificadas". "Es rechazable dotar al empresario de capacidad unilateral", añadió para apostillar que "no hay país que tenga éxito que margine el papel de los trabajadores en la empresa" y que ello "supone destruir las relaciones laborales".

Asimismo, Gómez indicó que antes de dar el "salto al vacío de la unilateralidad" es precioso aplicar las reformas adoptadas durante los últimos años y "dejarlas funcionar un tiempo mínimo". "El consenso en las relaciones laborales es uno de los más importantes que tenemos, es fundamental en nuestra convivencia, no lo rompamos porque las pérdidas serían irreparables y puede que luego cueste mucho volver a encontrarlo", añadió.

Sin embargo, Gómez volvió a asegurar que España necesitará moderación salarial "durante lustros". En este sentido, puso en valor el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva 2010-2012 vigente, que patronal y sindicatos se proponen ampliar una vez se culmine la negociación colectiva pendiente para 2011.

Según Gómez, el acuerdo de moderación salarial vigente ha logrado mantener esta contención de los salarios incluso por debajo del IPC, dada la posterior evolución de este indicador, por lo que admitió que este acuerdo "está suponiendo pérdida de poder adquisitivo" para los trabajadores.

En este sentido, puso de manifiesto que "ha habido un creciente distanciamiento" entre los salarios que cobran los directivos y los trabajadores de mayor rango que, a su modo de ver, "no parece un buen estímulo ni a la productividad ni a la complicidad en la empresa". A ello añadió que si el final de estas empresas es como el de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), que hubo de ser intervenida por el Banco de España, la valoración "no puede ser positiva".

Así, afirmó que "todavía hay mucho que hacer en este aspecto, no solo en el sistema financiero", y apuntó que "la política salarial debe ser coordinada y no puede ser jungla". Antes de cerrar este capítulo, Gómez aprovechó para insistir en que los directivos deberían moderar sus salarios para "legitimar" la contención de las remuneraciones de sus trabajadores.