El Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) indicó ayer que la crisis no ha conseguido frenar la reforma económica que desde la caída del comunismo han venido experimentando los países de la Europa central y del Este, aunque admitió que sí ha ralentizado su progresión. En un informe titulado ´¿La transición en crisis?´, el organismo asegura que, a pesar de estar viviendo la mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos de los países de esta zona continúan "muy comprometidos" con el proyecto de reforma económica iniciado hace ahora 20 años.

En este sentido, el BERD explica que precisamente la integración de la zona central y oriental de Europa en la economía de mercado del resto del continente ha servido a estos Estados para lidiar con los efectos de la crisis crediticia, gracias a la presencia de bancos extranjeros dentro de sus fronteras. Sin embargo, en opinión del director económico del BERD, Erik Berglof, la crisis global "ha puesto de manifiesto las debilidades de la zona, por lo que ahora es necesario aprender la lección".

En este sentido, el informe se refiere a la gran dependencia de la Europa Central y del Este de los créditos del exterior o a la volatilidad de la cotización de algunas divisas como el rublo ruso, cuyo precio se mueve sobre la base de un mercado tan oscilante como es el de las materias primas. Ante esta situación, el BERD hace hincapié en la necesidad de que los países de la Europa occidental, en vez de limitarse a ofrecer liquidez, ofrezcan alternativas reales para diversificar y estabilizar la actividad de la zona.