El llamado "Farnborough Air Show", un certamen bianual que este año celebra su cuadragésimo sexta edición y su sexagésimo aniversario, acogerá hasta el 20 de julio unos 1.500 expositores representativos de 40 países.

La sombra del encarecimiento del crudo, que este viernes superó los 147 dólares el barril en el mercado de futuros de Londres, planeará sobre el aeródromo de Farnborough, pues ha empujado considerablemente al alza los costes de las aerolíneas.

Según la Asociación para el Transporte Aéreo Internacional (IATA), un total de 25 aerolíneas se declararon en bancarrota o suspendieron sus operaciones en el primer semestre de este año, debido, entre otros factores, a la subida del precio del petróleo.

Además de la carrera del "oro negro", la actual desaceleración de la economía mundial y el impacto de la crisis crediticia hacen pensar a los analistas que muchas aerolíneas se lo van a pensar dos veces antes de hacer compras.

"Se tiene la ligera sensación de que vamos directamente hacia el filo del precipicio, pero yo no creo que las cosas estén tan mal", opinó el consultor aeronáutico Richard Aboulafia, de la firma Teal Group.

Algunos observadores consideran que la industria aeronáutica atraviesa su peor momento desde la crisis que desataron los atentados perpetrados contra EEUU el 11 de septiembre de 2001.

En ese contexto, nadie piensa que Farnborough vaya a igualar los 600 pedidos en firme contabilizados el pasado año en el Salón Aeronáutico de Le Bourget (afueras de París), la otra gran cita bianual del sector junto al certamen británico.

De cualquier forma, los elevados precios del crudo han beneficiado a las aerolíneas nacionales de países del Golfo Pérsico, los grandes beneficiados de que el precio del petróleo esté por las nubes.

Así, Etihad Airways, aerolínea de los Emiratos Árabes Unidos, tiene previsto comprar entre 50 y 100 aparatos a Airbus y Boeing, toda vez que Qatar Airways también tiene planeado anunciar sustanciosos pedidos.

Asimismo, la atención de la feria se centrará una vez más en la lucha entre Airbus y Boeing, los dos mayores fabricantes mundiales de grandes aeronaves, pese a que, en las actuales circunstancias, no se espera que reciban avalanchas de nuevos contratos.

El pasado julio, Airbus, filial del grupo aeroespacial y de defensa EADS, informó de que en el primer semestre del año logró 487 encargos de aviones (cifra inferior a los 680 conseguidos en la primera mitad de 2007), 12 más que su gran rival, Boeing.

Pese al aumento del precio del petróleo, ambos gigantes se consuelan con la idea de que la subida del crudo podría animar a las aerolíneas a adquirir aviones más eficientes en el consumo de combustible, como el Airbus 380 (avión comercial más grande del mundo) y el Dreamliner (aparato de Boeing de tamaño medio).

"Vemos una mayor demanda para reemplazar aviones menos eficientes y más viejos", comentó el pasado miércoles Randy Tinseth, vicepresidente de mercadotecnia de aviones comerciales de Boeing, al presentar en Londres el informe anual de la compañía sobre las perspectivas del sector para los próximos veinte años.

En el segmento de aviones más pequeños, dos grupos, el canadiense Bombardier y el brasileño Embraer (tercer y cuatro fabricante mundial de aeronaves, respectivamente), también dirimirán su particular batalla.

Embraer llega a Farnborugh tras anunciar el pasado 7 de julio que entregó 97 aeronaves en el primer semestre de 2008, cifra que fue un 59 por ciento mayor que la del mismo período del año pasado (61) y con la que batió su récord semestral de entregas.

Bombardier, por su parte, podría aprovechar el escaparate de la feria para lanzar un nuevo avión con capacidad para más de 100 pasajeros.

Como es tradicional, el "Farnborough Air Show" dedicará los primeros cinco días a los contactos entre profesionales del sector y, durante el fin de semana, abrirá sus puertas al público.