Una semana más sin victorias para el Mallorca, que sigue viendo reducida su ventaja en el liderato y, lo que es peor, ofreciendo una sensación de no saber cómo enderezar el rumbo. Ayer ante el Valencia -el filial, no el equipo grande- los hombres de Vicente Moreno tiraron por la borda el partido en apenas media hora, en la que encajaron dos goles. El primero, tras un penalti fruto de un error del mejor jugador del equipo esta temporada, y el segundo tras una jugada iniciada en la banda izquierda que se ha convertido en un coladero en las últimas jornadas.
El Mallorca ha perdido todas las características que le han llevado hasta ese liderato del grupo que todavía ostenta. La delantera está negada ante el gol y jugadores como Alex López solo mantienen en su debe el espíritu de lucha, que le cuesta por cierto más de una tarjeta, pero han perdido toda la eficacia ante la portería.
Ni siquiera un centro del campo formado por jugadores teóricamente de una categoría muy superior a la pobre Segunda B es capaz de sostener el juego del equipo. Ahí es nada un trivote con Salva Sevilla, Faurlín y Damià que debería salirse, pero que se vio incapaz de trenzar jugadas con peligro que acabaran en gol. De la retaguardia, vale más no hablar. Ya son seis los partidos en los que el Mallorca no es capaz de dejar a cero la portería de Manolo Reina.
Es necesario algún tipo de golpe de timón porque si este equipo llega a los play off fuera de la primera plaza, o habiendo ganado la misma con esta muestra de insuficiencia futbolística, lo más probable que el objetivo irrenunciable del ascenso a Segunda se haga inalcanzable y eso generaría una frustración importante tanto entre la afición como en los inversores del club. Hay tiempo para rectificar, pero el primer paso es ver que se está ante una situación grave. La pelota está en el tejado de Moreno o en el de los que confían en él.
Mientras hay vida hay esperanza
En los sótanos de la categoría, las aspiraciones son otras, pero la lucha no es menos descarnada. De los seis equipos que luchan para no acompañar al matemáticamente descendido Aragón, cuatro obtuvieron la victoria y dos empataron sus encuentros. El Atlético Baleares fue capaz de sumar por fin otra victoria en su provisional feudo de Son Malferit, ante un Hércules que llegó a la isla tocado tras haberse visto privado de la victoria la pasada semana por un penalti injusto y que ya ha perdido todas sus opciones.
La única ventaja de los balearicos sobre equipos como el Formentera es su teóricamente mejor calendario, pero el mismo es muy similar al de la Peña Deportiva, que sigue en racha y tiene dos puntos más que los hombres de Mandiola. Seis jornadas dan para mucho, pero aún así que el equipo palmesano salve la categoría sigue entrando en la categoría de hazañas.
Dos Palma también en crisis
Preocupante es asimismo la situación de otros equipos mallorquines en la elite. De una parte está el Iberostar Palma que, tras haber enderezado el rumbo, se asoma de nuevo a las plazas de descenso que llevan a la LEB plata. Las derrotas ante el Iraurgi y el Clavijo han dejado tocada a la plantilla de Félix Alonso, renovado tal vez con cierta precipitación, sin saber a ciencia cierta cuál es el balance de la temporada.
En el otro lado, el también inquilino del Palau de Son Moix, el Palma Futsal, no solo ha sufrido tres derrotas consecutivas sino que además ha visto cómo uno de sus puntales, Carlos Barrón, portero y capitán, estará alrededor de un mes de baja por una fractura en el quinto metacarpiano de la mano izquierda, a consecuencia de un golpe. El factor campo queda fuera del alcance en el play off final de una temporada que tiene tintes de ser para olvidar.
