Diario de Mallorca

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Análisis

Impotencia compartida

La impotencia define perfectamente a los dos equipos palmesanos de Segunda B. Tras la jornada de ayer, el Atlético Baleares se acerca más al descenso a Tercera y el Real Mallorca siembra más dudas a medida que se acerca la hora de la verdad. Los blanquiazules jugaban ante un rival directo y el empate a cero sabe a derrota para los de Son Malferit. El Atlético Baleares todavía quiere pero ya no puede, da la sensación de llegar tarde a cualquier posibilidad y la salvación parece una quimera. Salió bien, pero fue menguando y no aprovechó las oportunidades de que dispuso para poder ganarle a un rival directo. Quedan ocho partidos y la permanencia está a cinco puntos y la promoción a cuatro. Y atención a la próxima jornada: At.Baleares-Peña Deportiva, con 28 y 30 puntos respectivamente. Por otro lado, el Mallorca parece estar muerto de miedo. Es verdad que mantiene una renta considerable en la lucha por ser campeón de grupo, sería de tontos pensar lo contrario si damos por casi hecha una distancia de puntos por abajo y no lo hacemos por arriba, pero no es menos cierto que el Mallorca está en crisis. Crisis de juego, de resultados y de estado anímico. Este Mallorca ya no es aquel equipo sólido al que nadie le marcaba un gol y al que, por lo tanto, con poco le bastaba para salir adelante. Lleva cuatro partidos seguidos sin ganar; en los cuatro ha recibido goles; le cuesta un horror marcar; no gana ninguna segunda jugada; y en la grada ha aparecido el nerviosismo. Los jugadores están atenazados, como si la Liga se les hiciera muy larga y no vieran el final. El balón quema en los pies y si no es por un gol milagroso en el último minuto, que también vale, y porque el árbitro le anula un gol legal al Formentera, las sensaciones serían aún peores. Quedan ocho partidos y la ventaja es buena, pero el estado de ánimo parece tocado, tanto en los que juegan y como en los que aplauden.

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