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Mujeres en el deporte: Campeonas invisibles

El deporte mallorquín no se exime del confinamiento y la desigualdad que sufre la mujer con respecto al hombre

"Salgo a las siete de trabajar, antes imposible". "¿A las cinco un reportaje? Me encantaría pero a esa hora empiezo la clase con las pequeñas, imposible cambiarlo". "Podría quedar el domingo por la tarde, es el único momento en el que tengo un rato libre entre trabajo y entrenamientos, el resto de días, imposible". Imposible... Imposible es lo que hacen ellas. Trabajan, estudian, dan clases, subsisten... Dedican el poco tiempo libre que les queda para ser las mejores en lo suyo, el deporte. Campeonas de Balears, de España, europeas y del mundo; campeonas forjadas a base de innumerables horas de entrenamiento; campeonas que anteponen una disciplina deportiva a su propia vida, su familia y sus amigos; campeonas a la sombra de sus compañeros; campeonas invisibles; pero campeonas.

El deporte femenino en Mallorca y España ha logrado en los últimos años metas de relevancia internacional. Nueve de las diecisiete medallas conseguidas en Rio 2016 por la delegación española fueron de mujeres. El 46% de deportistas que participaron en los últimos Juegos tuvieron acento femenino, según datos presentados por el COE. Pese a ello, la presencia de la mujer en la prensa deportiva es notablemente inferior a la del hombre, en concreto, la mujer tan solo aparece en un 5% de los casos, mientras que el hombre lo hace en más de un 92, por no hablar de la diferencias salariales o de ayudas, muy lejos de la igualdad.

Tere Mayol no pudo llegar a tiempo a la foto grupal y fue añadida mediante un montaje. B. RAMON

Todas deben trabajar

Solo una de las doce deportistas que ha reunido DIARIO de MALLORCA en el Día Internacional de la Mujer, tiene la suerte de poder dedicarse única y exclusivamente al deporte. El pasado 3 de octubre el equipo Movistar Team hizo oficial el fichaje de Mavi García. La mallorquina, subcampeona del mundo en duatlón, renunciaba a dicha disciplina para lanzarse de cabeza al ciclismo. "Me considero una afortunada. El Movistar se ha volcado este año en el ciclismo femenino y eso ha cambiado mucho las condiciones para nosotras. Lo que espero es que este ejemplo se pueda trasladar a otras disciplinas. Hay deportes en los que existe una mayor igualdad entre hombres y mujeres, pero en los antiguos todavía hay mucho que hacer, poco a poco vamos consiguiéndolo", confiesa.

Sandra Hernández, campeona de Europa de pádel con la selección española, dice sentirse afortunada. Ella compagina sus entrenamientos con las clases que da desde su academia "porque evidentemente este deporte no da para vivir". Empezó de muy pequeña a jugar a tenis y a los 21 decidió cambiar la raqueta por la paleta. "Es una disciplina que cada año se va profesionalizando un poquito más, pero todavía hay muchísimas diferencias entre los premios que se dan a los hombres y los que se dan a las mujeres. Soy la única jugadora en Mallorca que compite a nivel nacional y todavía quedan demasiados pasos por dar". Algo parecido le ocurre a Mónica Calzeta, siete veces campeona de España de ajedrez. Ella compagina su preparación para las diferentes competiciones con las clases que da "a un montón de alumnos". "Tras la crisis económica se notó un bajón en lo que ayudas a deportistas se refiere y ahí las mujeres fuimos las más perjudicadas. Sí noto que cada vez se está visibilizando más el deporte femenino y me alegro mucho cuando veo cualquier noticia sobre una deportista, porque siempre han estado tapadas por cualquier logro masculino, aunque sea de menor entidad", asevera.

El motociclismo o el boxeo son dos disciplinas en la que la diferencia de federados entre ambos sexos es especialmente notable, algo que al parecer obviaron Pakita Ruiz y Farah El Bousairi. La primera, tres veces campeona de España en Open 600, tenía solo tres años cuando se subió a una moto por primera vez. Ni Federación, ni instituciones, ni patrocinadores le han puesto las cosas fáciles, pero nadie hasta el momento ha conseguido que eche el freno. "Al principio solo era un hobby caro, ahora es mi modo de vida. Poder vivir de esto es muy complicado, pese a los contratos millonarios que mueve este mundo. A nivel nacional debe haber solo una o dos pilotos que puedan dedicarse únicamente al motociclismo", manifiesta Pakita, palabras que remacha Farah: "Para que una boxeadora pueda vivir de esto es necesario salir de la frontera nacional y colocarse a nivel internacional. Yo empecé hace tres años y al principio mi familia no estaba muy de acuerdo. Hoy cada vez son más las chicas que lo practican, algo que hasta hace pocos años era muy raro. Poco a poco esa imagen se va normalizando"

En el otro extremo, en lo que a número de federados de un deporte se refiere, nos topamos con el voleibol, donde las mujeres alcanzan el 75% de las fichas, o el atletismo, con cerca del 50. El JS Hotels Cide es el claro ejemplo del abandono que sufre un equipo femenino por parte de instituciones y empresarios. Silvia López y Elena Bravo lo han vivido y lo viven en primera persona. El año pasado tuvieron que renunciar al ascenso a Superliga por falta de ayudas y este año apenas disponen de dinero para disputar la fase de ascenso. "Hay muchísimas diferencias todavía entre el voleibol masculino y el femenino, basta con echar un vistazo a los equipos de Mallorca. El Urbia Palma Voley tiene gente detrás y empresas que apuesten por él para estar en Superliga, por nosotras no apostó nadie pese al esfuerzo y la dedicación que le prestamos a esta disciplina", asegura Silvia. "Si consigues que te paguen algo, al ser joven, se excusan con eso para que la cifra sea ridícula. De todas formas, aun teniendo experiencia en este mundo, tampoco vas a conseguir vivir de ello, por lo menos aquí en España", puntualiza Elena.

La presencia de la mujer en el atletismo ha experimentado un crecimiento durante los últimos años y sorprende la cantidad de corredoras que participan en las citas populares que se desarrollan en la isla. Bel Calero, campeona de Balears en carreras por montaña, empezó en este mundo hace ahora tres años: "Jugaba al fútbol en el Collerense pero tuve una lesión que me obligó a dejarlo, fue entonces cuando empecé en esta disciplina y encontré en ella toda la recompensa que no había tenido tras tantos años en el 'deporte rey'. En las carreras por montaña no hay diferencia entre hombres y mujeres. Tenemos el mismo trato, recibimos los mismos premios y contamos con las mismas prestaciones y condiciones que los chicos, eso es algo que se agradece". Natalia Romero, por su parte, es dos veces campeona de España de 400 en pista cubierta. A sus 30 años la jienense compagina su trabajo de profesora en la Facultad de Enfermería y Fisioterapia de la UIB, con los récords en su ahora prueba fetiche, los 800: "Hace unos años las cosas estaban algo mejor, pero ahora las becas son nulas, ni siquiera en el caso de los hombres. Se cuenta con los dedos de una mano los atletas españoles que puedan vivir de esto. Aun así, creo que poco a poco la mujer se está haciendo un hueco en todos los aspectos de la vida, gracias sobre todo a las luchadoras que han conseguido grandes logros por todas nosotras".

Equidad en el mundo de la vela

Maria Bover es la más joven de todas estas campeonas. La regatista fue galardonada en 2016 con el premio a la mejor deportista española en edad escolar. El mismo año en el que fue subcampeona del mundo de 420, terminó el bachillerato con una media de 9,4. Hoy compagina sus estudios de Grado en Administración de Empresas y Derecho con incontables horas en el mar. "Desde que empecé en el mundo de la vela siempre he pensado que me encontraba en un deporte muy paritario. Si alguien quisiera vivir de esta disciplina, tanto hombre como mujer, debería renunciar a sus estudios. Ahí te la juegas porque nunca sabes cómo te pueden ir las cosas. Tengo la suerte de que la vela me lo ha dado todo, una rutina y una disciplina que he trasladado a todos los aspectos de mi vida", atestigua Maria.

Y luego está el fútbol. Según un informe de Sporting Intelligence, todas las nóminas de la Primera División femenina juntas alcanzan a duras penas la décima parte del salario de Neymar en el PSG. Probablemente no existe una brecha tan grande como la del fútbol en ninguna otra disciplina, algo contra lo que llevan años luchando Pili Espadas y Tere Mayol, capitanas de los dos equipos femeninos referentes de Mallorca. "Evidentemente elegí el deporte equivocado. La mujer hoy en día puede vivir de pocos, pero precisamente del fútbol femenino es casi del que menos. Estamos a años luz de los hombres, a pesar de que se muevan tantos miles de millones. Luchamos para que las generaciones que vienen detrás puedan vivir de ello", reconoce Espadas. "En la sociedad en general hay aún muchas diferencias. Vivimos en un mundo demasiado machista. Para que una mujer sea valorada necesita hacer el triple de logros que cualquier hombre, como si por el simple hecho de serlo tuviera que demostrar más que ellos", zanja Mayol.

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