Derrotados, tristes y abatidos. Estos son algunos de los calificativos de la sensación que transmite la expresión corporal de los jugadores de un Iberostar Palma que atraviesa el peor momento desde que consiguiera el ascenso a Leb Oro. El domingo el conjunto mallorquín caía ante el Chocolates Trapa Palencia y sufría su sexta derrota consecutiva, que hunde todavía más al equipo dirigido por Félix Alonso y que se afianza en la zona de descenso de la categoría. Nunca, desde que asumiera la categoría en 2014, el Palma había vivido una situación tan triste.

El pesimismo se ha instalado en el seno del club ante una situación en la que no está acostumbrado a convivir. A once jornadas para el término de la liga regular, el objetivo inicial del equipo, clasificarse para el play-off, está totalmente olvidado y el conjunto de la Playa de Palma busca una salvación que no sería más que salvar los muebles en una temporada para tirar a la basura. La dinámica y la sensación que transmite el equipo, semana tras semana, no invita a pensar en una posible reacción, pero lo bueno de esta categoría es que permite muchas oportunidades para reengancharte. Con sólo seis triunfos en veintitrés jornadas, el Iberostar Palma está a una única victoria de la zona de permanencia.

El margen de reacción existe, aunque cada vez es más pequeño. La precipitación y los nervios se apoderan de un equipo hecho para estar arriba y con jugadores que no están acostumbrados a vivir situaciones como la que atraviesa en estos momentos el equipo isleño. La presión provoca que tiemble la muñeca más de lo habitual y que se falle en la toma de decisiones. Sobre todo, cuando el equipo va por debajo en el marcador. El domingo dos triples metieron en partido al Iberostar Palma con más de la mitad del último cuarto por disputarse. Cuando parecía que el equipo tenía el partido controlado y podía voltear la situación, la plantilla mallorquina entró en ese momento de prisas y dudas, que ya ha sucedido en otras ocasiones, que evitaron cualquier opción de remontada. El equipo tiene margen de reacción, pero no puede esperar más. Cuanto más tarde en cambiar la situación, más difícil será combatir contra la ansiedad y los nervios que provocan su lugar en la clasificación.