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Al Trote

El juego interior toca fondo

La gestión de Jaume Ramis, en representación de Més, al frente del Institut de l'Esport Hípic del Consell de Mallorca hunde los movimientos de las apuestas de los hipódromos de Son Pardo y Manacor

Una panel gigantesco promociona los juego hípicos internos del Hipòdrom Son Pardo desde hace meses, bajo el lema de ´aposta local´. Oliva

El tema de las apuestas hípicas de los hipódromos mallorquines es la historia de un drama, una sangría. Una tendencia en negativo agravada especialmente a lo largo de los tres últimos años. Una crisis imparable. Un desastre. Un descalabro innegable.

Una caída exagerada. Sin un plan futuro de reacción, ni ninguna medida real proyectada para revertir una situación tan preocupante como terrible. Y, lo peor de todo, sin nadie preparado -ni con ganas- para corregir esa desastrosa y deficiente realidad.

Su precipitación al vacío refleja, y resume a la vez perfectamente, los resultados de la gestión de Jaume Ramis, en representación de Més, al frente del Institut de l'Esport Hípic del Consell de Mallorca (IEHM). Una depresión que se ha sumado al derrumbe activado en su día por Nicolau Gómez, con el apoyo total del PP.

Dos cargos políticos que en los últimos siete años -del 2011 al 2018- han llevado al juego hípico interior de los hipódromos mallorquines a tocar fondo. A hundirse y dejar de ser una alternativa a la financiación pública de ambas instalaciones y, de paso, del trote mallorquín. Sobre todo a la hora de fomentar el desarrollo y la proyección de los dos hipódromos mallorquines.

Dos recintos que el año pasado parece que han tocado fondo, en lo que se refiere a su capacidad de generar ingresos y que siguen abiertos sin que sus responsables -disfrutando de generosos sueldos públicos- sean capaces de exponer un plan para corregirlo.

Crisis histórica

Por algo, si a mediados de la década de los 90 del Siglo XX solo en el Hipòdrom Son Pardo las apuestas internas registraban recaudaciones anuales por valor de más de 120 millones de pesetas -unos 722.000 euros- a lo largo del 2017 tanto la instalación de Palma como el Municipal de Manacor apenas lograron que sus taquillas de juego sumasen ingresos por valor de 247.689 euros. En concreto, 139.333 euros Son Pardo y 108.356 Manacor, según han comunicado desde el Institut de l'Esport Hípic del Consell de Mallorca. Un siempre polémico, y cuestionado, organismo que desde junio del 2015 preside Jaume Ramis. Su nombramiento lo avaló, y defendió, el presidente Miquel Ensenyat, recomendado por el conseller Joan Font y respaldado por Jesús Jurado, de Podem, pese a que su trayectoria y experiencia incumplía los estatutos del organismo creado para la promoción de los deportes hípicos.

La caída del volumen de apuestas registradas por los hipódromos mallorquines el año pasado obliga a recordar que en el 2015, el primer año cerrado con Ramis como máximo responsable del IEHM, el capítulo de ingresos por la recaudación de las apuestas hípicas internas de Son pardo y Manacor se cerró con un global de 322.614 euros, mientras que el año pasado ese capítulo ya descendió hasta 286.234 euros. Una pérdida exagerada.

Por hipódromos, con respecto al 2016, Son Pardo dejó de recaudar el año pasado unos 14.000 euros en las 59 reuniones que acogió, con una media de nueve carreras cada una de ellas. Es decir, que su media de juego en taquilla por prueba disputada se queda en poco más de unos 262 euros.

En el caso de Manacor la experiencia es más triste. Y es que si en el 2015 su volumen total de ingresos por apuestas fue superior al de Son Pardo, con 165.173 euros frente a los 157.441 de Palma. Desde entonces su caída supera los 50.000 euros, con un descenso de más de 20.000 euros por año.

Apoyado por la FBT y AsTrot

Eso sí, pese a la notable precipitación y crisis de las apuestas internas de los dos hipódromos mallorquines, Jaume Ramis, como en su día ocurrió con Nicolau Gómez, disfruta del apoyo incondicional de la Federació Balear de Trot presidida por Joan Llabata y la Associació de Criadors i Popietaris de Cavalls del Trot (AsTrot), con Rafel Manera al frente. Los responsables sociales de una especialidad deportiva cada vez más dependiente de las arcas públicas insulares -con más de tres millones de euros anuales- y más subordinada que nunca ante operadores franceses de apuestas. Especialmente de los caprichos y los intereses de la PMU.

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