Marcos Dreyer ofreció ayer un brindis navideño con los medios que siguen la actualidad del Urbia Voley Palma. El brasileño hizo balance de los últimos doce meses en los cuales el club, bajo la denominación de Can Ventura, logró un histórico doblete de Superliga y Copa del Rey. Ello contrasta con las dificultades para inscribir el equipo en verano para esta temporada tras la salida de Damià Seguí.

"Sufrimos al principio pero quiero quedarme con lo deportivo y festejar lo que logramos en el año. Somos pocos y trabajamos mucho. Los resultados deportivos son impresionantes, tenemos un pabellón muy cuidado donde no nos falta de nada y estoy muy orgulloso", argumentaba Dreyer. Tras superar la etapa de incertidumbre, el equipo mallorquín arrancó con una primera vuelta de ensueño con once victorias en once jornadas.

El técnico del líder reconocía que su plan más optimista era "llegar pegado a Teruel y Almería" recordando que, ambos clubes, "llevaban diez años ganando todos los títulos y entonces aparecimos nosotros, con un equipo de garantías, que tenía la obligación de estar ahí". Dreyer reconocía que "con la bajada de presupuesto que sufrimos les veía muy por encima de nosotros" y se felicitaba por haber demostrado "ser un equipo más aguerrido que el del año pasado".

"Solo puedo pedirle al 2018 que el voleibol siga en la isla", respondía Dreyer al ser preguntado por un deseo de año nuevo. Consciente de la fragilidad económica que está viviendo la entidad, el técnico del Urbia incidía en la importancia de que "cuando entren las dudas espero que este deporte pueda seguir porque nuestra gente necesita y merece un equipo de nivel".