2017 ya es historia para Rafel Nadal. Pocos minutos después de perder en tres sets ante el belga David Goffin en su debut en la Copa de Maestros, anunció su retirada del torneo y el consiguiente punto y final a la temporada por una tendinitis en la rodilla derecha. "En estas condiciones no tiene sentido seguir", dijo apesadumbrado el tenista número uno del mundo.

El año que está a punto de acabar queda atrás para Nadal y, fiel a su costumbre de ver el vaso medio lleno, ya mira a 2018 donde de nuevo se le presentan retos importantes. El primer objetivo desde hoy mismo es recuperarse de las molestias en la rodilla que le han amargado el tramo final de la temporada. Para ello, y por consejo del doctor Ángel Ruiz Cotorro, guardará reposo absoluto las próximas semanas, aproximadamente un mes, para llegar con garantías al primer gran objetivo del año, el Abierto de Australia. Como cada año, el manacorí combatirá la tendinitis de las rodillas con un tratamiento de factores de crecimiento que se realiza cada pretemporada.

Como preparación al primer grande de la temporada, donde defenderá la final perdida ante Roger Federer, Nadal disputará el torneo de exhibición de Abu Dabi en los últimos días del mes de diciembre y, desde el 1 de enero, el torneo de Brisbane.

Nadal ha pagado el exigente calendario al que se ha sometido, que se resume en 78 partidos en dieciocho torneos, con 67 victorias y once derrotas, y la conquista de seis títulos: Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roland Garros, US Open y Pekín, donde sumó el trofeo número 75 de su carrera.

La pista dura, superficie sobre la que se disputa la mayor parte de la temporada, hace sufrir más que ninguna otra a Nadal y sus rodillas. Y, al haberse mostrado tan regular a lo largo del año, ha disputado muchas finales sobre esta superficie, como Acapulco, Miami, US Open, Shanghái o Pekín, entre otros, demasiados partidos para un jugador con movimientos tan agresivos en la pista como son los de Nadal.

Sus problemas en la rodilla derecha comenzaron en el torneo de Shanghái. En la final del pasado 15 de octubre, perdida ante Federer, se le vio con un estabilizador. Causó baja en Basilea para descansar y se retiró en los cuartos de final de París-Bercy al reproducírsele las molestias en la rodilla y con la mente puesta en la Copa de Maestros. Fue en el torneo parisino cuando se aseguró finalizar el año como número uno, por cuarta vez en su carrera, tras su victoria en el partido inaugural ante el surcoreano Chung. Y el lunes dijo basta. Es hora de descansar con la vista puesta en Australia.