Eso que muchos denominan ´racha´ en el mundo del fútbol no es más que una inercia, que aunque no tenga nada que ver con el juego, en muchas ocasiones te conduce y te lleva tanto hacia arriba como hacia abajo hasta que aparece algún factor que te cambia el destino, ya sea para lo bueno como para lo malo.

El caso que nos ocupa lo definen muy claramente dos equipos, el Mallorca y el Atlético Baleares. Sus inercias o sus ´rachas´ son diametralmente opuestas y seguramente alguno pensará que en gran parte son debidas a que unos hacen las cosas mejor que los otros. Y seguramente es cierto. Este fin de semana esa inercia ha resuelto sus respectivos partidos hacia un lado para unos, y hacia otro para los otros.

Ambos equipos llegaron a los instantes finales del partido en las mismas condiciones: con empate a uno en el marcador. El Mallorca lo hacía de local, por lo que su resultado era peor que el del Baleares que lo hacía como visitante. Pero las inercias, las rachas o las cosas mejor o peor hechas, hicieron que el minuto 90 fuera de éxtasis en un caso y de tragedia en el otro.

Al Baleares, en plena crisis de resultados y con un polvorín en su interior, se le escapó un partido ante el Hércules que ganaba por 0-1, mientras que el Mallorca, al que la puntería le había dado la espalda y cuyo juego mermaba a medida que pasaban los minutos con más ocasiones que creación de juego, se le aparecía una jugada que acababa en gol para acabar ganando al Valencia Mestalla. El 1-1 del Baleares se convirtió en derrota (2-1) y el 1-1 del Mallorca, en victoria (2-1). Distintas rachas, diferentes inercias o que uno hace las cosas mejor que el otro, ¡quién sabe!, pero el minuto 90 fue cara o cruz dependiendo de ellas.