Los errores se pagan. Y mucho más a este nivel. El Palma Futsal se despidió anoche de la Copa del Rey en los octavos de final al caer por 0-2 ante un Barcelona que aprovechó los fallos de los mallorquines para superar la eliminatoria. Una pena para los de Antonio Vadillo y los 3.600 aficionados que hicieron que Son Moix rozara el lleno. Los detalles, que tanto están en boca de los protagonistas de este deporte, decantaron la balanza en favor del grande, como suele suceder casi siempre. Lo que el Palma Futsal había logrado salvar en más de dieciocho minutos de la primera parte, lo tiró por la borda a solo 1:24 del descanso un grave error de David Pazos, que perdió el balón ante la presión de Joselito, que adelantó a los catalanes en el marcador. El 0-1 fue un mazazo y dejó un mal sabor de boca a los locales, que habían conseguido sacudirse el arreón inicial del Barcelona para demostrar que también querían pasar ronda.

Los visitantes empezaron con más intensidad y las ocasiones no tardaron en llegar en las zapatillas de Esquerdinha, qué bueno es este jugador, y Joao. Pero empezó el recital de Carlos Barrón, que realizó paradas para todos los gustos. El cordobés sostuvo al Palma, que elevó su nivel dando un paso hacia adelante, sobre todo en el segundo tramo de este parcial. Los de Vadillo, que no paraba de exigir más y más presión, no aprovecharon la quinta falta del Barcelona que llegó a siete minutos del final. El talento verde pistacho apareció en las botas de Paradynski, con un tiro que repelió Paco Sedano. A partir de ahí el duelo empezó a ser de ida y vuelta, todo un regalo para el espectador. Rivillos desaprovechó varias ocasiones, pero el Palma también, sobre todo con un tiro al palo de Lolo que podría haber cambiado las cosas, aunque en la peligrosa contra Quintela evitó un gol seguro. Maico apareció con dos oportunidades, pero sin suerte. Y cuando parecía que el empate iba ser el resultado al descanso, llegó el regalo de Pazos para helar Son Moix.

La reanudación fue otra historia. La charla de Vadillo surtió efecto porque el Palma salió decidido a igualar las fuerzas. Y eso que el segundo tiempo empezó con una gran parada de Barrón a una volea de Joselito. Favero se fabricó una clara oportunidad, pero el chut se marchó desviado. El balón era de los baleares, pero el Barcelona hacía daño a la contra. Era el riesgo que tenían que correr para tratar de empatar. Un fallo de Joselito casi costó el segundo, aunque la respuesta fue un gran disparo de Chicho que despejó Paco Sedano.

El Palma lo intentaba, pero no podía y el tiempo se iba agotando en el electrónico. Empezaron a aflorar las imprecisiones que evidenciaban que jugaban ya con más corazón que cabeza. Y ahí el Barcelona se sentía cómodo. Vadillo ordenó el portero-jugador a 3:35 del final y eso provocó más llegadas, con los remates de Paradynski, Favero y Lolo, pero no se tradujo en goles. Y eso es justo lo que le faltó. En un rechace, Rafa López sentenció a solo 37 segundos del final. Habrá que esperar a otra ocasión para repetir aquella mágica final del torneo del KO de 2016 en Sevilla.