Nunca antes nadie en Moto3 había firmado una temporada como la de Joan Mir. Nueve triunfos en una misma campaña, nueve victorias mostrando su superioridad sobre las dos ruedas. Solo Motegi vio temblar al gran campeón. La lluvia y dirección de carrera arruinaron la fiesta en Japón, pero en menos de una semana Joan Mir se repuso para proclamarse, este domingo, campeón del mundo de la cilindrada de bronce. Los grandes campeones, los mejores, van paso a paso. Esta es la primera huella que deja el palmesano en el Mundial y, a buen seguro, no la última.

Su debut esta campaña fue toda una declaración de intenciones en Qatar. En la entrada del giro decisivo del circuito de Losail, el escocés John McPhee se puso por delante de Mir, pero Joan no se arrugó, le pasó y resistió al frente para convertirse en el primer piloto del Mundial en subirse al escalón más alto del podio y liderar, desde el primer Gran Premio de la temporada, la clasificación, un puesto que ya no abandonaría.

Si en Qatar Mir mostró sus intenciones, en el segundo Gran Premio de la temporada, Argentina, exhibió sus armas. El palmesano logró una de esas victorias que marcan el devenir del resto de la campaña. Partiendo desde la décimo sexta posición, llevó a cabo una déspota remontada que acompañó con un dominio casi inmaculado de la primera posición. En dos carreras Mir había mostrado sus dos caras: la osada y valiente que responde en el último giro y la trabajadora e infatigable que labra su cosecha vuelta tras vuelta.

Tres Grandes Premios tuvieron que pasar para que Joan regresara a lo más alto del podio. Un octavo puesto en las Américas y un tercero en Jerez le mantuvieron, eso sí, en el primer puesto de la clasificación, pero le arrebataron la imbatibilidad de la que presumía. La carrera de Le Mans, la más loca de la temporada con una veintena de pilotos rodando por el suelo al pisar una mancha de aceite, le sirvió al palmesano para reforzar su liderato. Tras cinco carreras sumaba 99 puntos, 34 más que Fenati y 36 sobre Arón Canet.

El piloto de Leopard Racing vivió un ´impasse´ en el Gran Premio de Italia, donde fue séptimo, pero en solo una semana recuperó sensaciones en el circuito de Catalunya. El balear, que solo unos días antes había anunciado su fichaje por el equipo Estrella Galicia de Moto2, pasó a Fenati y Jorge Martín en un último giro inhumano y pudo dedicarle la victoria a uno de sus ídolos, Luis Salom, fallecido una temporada atrás en dicho circuito. La imagen de Mir arrodillándose y besando la curva en la que su paisano perdió la vida será una de las más recordadas de la temporada.

Holanda fue un duro golpe para Joan. Luchando por la victoria acabó en la novena posición y se tuvo que conformar con un premio mucho menor a las aspiraciones que tenía. En una de las últimas curvas tuvo que levantar la moto y un vendaval de pilotos le rebasó sin contemplaciones. Para redimir errores, antes de llegar al meridiano de la competición, Mir volvió a subirse al primer escalón en el circuito de Sachsenring. El líder ganó tras una gran pasada a Fenati en el giro final. El mallorquín amplió su renta en la general a 37 puntos y se fue de vacaciones a 55 de Arón Canet, que se fue al suelo en dicho circuito.

El mes de descanso sentó de maravilla al de Leopard Racing. Joan encadenó dos victorias consecutivas en agosto, que sumadas a la de Alemania, catapultaron al piloto hacia su primer Mundial. El 6 de agosto el de Honda mostró su gran frialdad en los momentos clave y resistió a Fenati para ganar en el circuito de Brno, una prueba complicada en el aspecto meteorológico. Una semana después, el 13, sumó su séptimo triunfo de la temporada en el circuito en el que se estrenó como ganador un año atrás, el Gran Premio de Austria.

Un quinto puesto en Silverstone y un segundo en Misano acercaron más si cabe el Mundial al palmesano. La distancia entre el líder y sus máximos perseguidores se acrecentó tras ambas carreras donde, a pesar de no lograr la victoria, Mir demostró saber manejarse sobre asfalto mojado. Tras trece Grandes Premios, el palmesano ya aventajaba a Fenati en 61 puntos y a Canet en 84.

En el circuito de Motorland, Aragón, el balear regresó al primer peldaño demostrando una sangre fría impropia de su edad. Era la octava victoria del curso y el décimo podio de la temporada. Mir acababa de atar el Mundial, solo necesitaba un segundo puesto en Motegi, el 15 de octubre, para proclamarse campeón del mundo, pero dirección de carrera decidió amargarle la celebración sancionándolo con seis puestos en la parrilla de salida del país nipón.

Lo de Japón fue un despropósito tras otro. La lluvia no dio un respiro en un Gran Premio en el que el balear tampoco fue el de siempre. Joan, que aspiraba a ser campeón, se quedó sin puntuar por vez primera en la temporada y vio como su máximo perseguidor, Fenati, le recortaba 25 puntos en la clasificación. Lo único bueno fue que, en tan solo una semana, el piloto de Honda disputaba su segunda bola de partido, en esta ocasión en Phillip Island, circuito que le vio debutar ahora hace dos años. Lo que ocurrió en esta carrera es sabido por todos y forma, desde este domingo, parte de la historia del Mundial de Motociclismo.

Mir se convirtió ayer en el primer mallorquín en ganar un campeonato en la categoría de bronce del Mundial de motos. Lorenzo jugó al despiste en 125 y Luis Salom marcó el camino al joven palmesano de 20 años que es, desde ayer, mucho más que una promesa. Que tiemblen los de arriba porque Joan tiene gasolina para rato.