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Minuto 91

Para todos los gustos

Nadal no puede con Federer en 2017.

Fue el de ayer un domingo para todos los gustos, con alegrías, decepciones y, en otros casos, a la espera de mejores fines de semana. Como el que confía vivir Joan Mir el próximo domingo en Australia. Ayer en Japón no fue su mejor día. Con el problema añadido de la lluvia y haber sido sancionado con la pérdida de seis posiciones, partió de los últimos y llegó el decimoséptimo, seguramente sin arriesgar. Para qué. No valía la pena. Fue una pequeña decepción, pero solo ha malgastado una de las balas que le quedan. Nada ha cambiado en sus aspiraciones de conquistar su primer título mundial. Si queda por delante de Fenati, su único rival, será campeón del mundo el domingo. Un último apunte, ahora de MotoGP. Los pelos de punta pusieron Dovizioso y Márquez a los aficionados, en un final de carrera espectacular y vibrante como hacía tiempo no se veía. Ganó el italiano, como podría haberlo hecho el catalán. Carreras así son las que hacen afición.

La decepción, si es que se puede utilizar este término en el caso que nos ocupa, llegó de la mano de Rafel Nadal, que prolongó su maldición con el Masters 1.000 de Shanghái, uno de los cuatro torneos que faltan en su extenso palmarés. Pero cuando enfrente tienes a un rival tan excelso como el gran Roger Federer, en estado de gracia, solo cabe aplaudir y esperar que el temporal amaine. Que es lo que hizo un Nadal que no quiso buscar excusas en sus molestias en la rodilla derecha para no infravalorar la victoria de su rival. Campeón tanto en las victorias como en las derrotas, el manacorí sigue líder de la ATP y, junto a Federer, promete una apasionante pelea por el número uno.

La sonrisa sigue del lado del Mallorca, que ya tocaba después de años de cabreos y disgustos. El equipo de Moreno se está paseando en su grupo de Segunda B, sin alharacas, sin mucho ruido. Ayer no logró la victoria más brillante, pero al final lo que cuentan son los puntos. Y el Mallorca ya suma 25 en solo nueve jornadas. Una barbaridad. Tantos, como que aventaja en once al quinto clasificado, el Cornellà, y ya saca catorce al Atlético Baleares. Pero los de son Malferit merecen un capítulo aparte.

El Atlético Baleares no funciona. Cuatro empates y una derrota ante sus aficionados, que todavía no saben lo que es ver ganar a su equipo, es motivo suficiente para que el entrenador no recurra permanentemente a la mala suerte y a excusas baratas. De la Morena no da con la tecla, ni en el campo ni fuera de él, con ruedas de prensa en las que recurre al tópico para justificar lo injustificable. Y la realidad es una, la que dictan los números. Y estos son muy pobres para un equipo que, eso nos vendieron, está hecho para luchar por meterse entre los cuatro primeros.

"Pones el nombre de Palma Arena en Google y va asociado a la palabra corrupción", decía esta semana uno de los propulsores de la iniciativa para cambiar el nombre de la instalación levantada en la época de Jaume Matas. Hoy se decidirá si finalmente se modifica su nombre. Va para largo, pero parece una buena medida. Así como Convergència se hace llamar ahora PDeCAT, y lo mismo debería hacer el Partido Popular, cambiar su nombre, íntimamente ligado al partido español más corrupto de la historia -"una organización criminal creada para delinquir", apuntó un juez-, parece una buena solución que el Palma Arena sea rebautizado con el nombre de alguno de los ilustres deportistas nacidos en Mallorca. Por cantidad y calidad de los hipotéticos aspirantes no va a ser.

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