Diario de Mallorca

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Minuto 91

Mejor, imposible

Mejor, imposible Manu Mielniezuk

Se lo pueden aplicar el Mallorca y Nadal, que han culminado un fin de semana redondo. El equipo de Vicente Moreno sumó ayer su quinta victoria consecutiva y la séptima sobre ocho partidos. Unos números que hablan bien a las claras de la superioridad del conjunto rojillo sobre el resto de sus rivales, aunque bien es verdad que todavía debe enfrentarse a los de la zona alta de la clasificación. Pero ya saca cuatro puntos al segundo y tercero, Elche y Villarreal B, que ganaron ayer en el tiempo añadido, y nueve puntos al quinto, el Cornellà, el rival de ayer. Ahora mismo, y sin temor a pecar de una falsa euforia, pensar que el Mallorca puede perder un partido es algo que no debe ni puede extrañar.

La séptima victoria del curso llegó acompañada de la ampliación de capital del grupo norteamericano de diez millones de euros que dará por acabada la deuda concursal, a excepción de la que se mantiene con Hacienda. Ha sido sin duda la mejor noticia posible para una institución ahogada económicamente desde hace ya demasiados años y que, gracias a Sarver, Nash y compañía, empieza a ver la luz al final del túnel. Se les podrán criticar muchas cosas a los norteamericanos, pero no que no cumplan con sus obligaciones. Y de momento, lo están haciendo.

En el Atlético Baleares las cosas no pintan tan bien. Hasta ahora, el equipo se escudaba en que todo se reducía a una mala racha en casa y que en los desplazamientos se rendía a las mil maravillas. Ya no. Ayer se perdió en Sabadell, es verdad que por la mínima, pero la imagen dejó mucho que desear entre unos aficionados que están perdiendo la fe a pasos agigantados. Ya hay una brecha con las plazas de ascenso y De la Morena empieza a estar cuestionado. Es un hecho que el equipo no rinde, que los continuos tropiezos en casa son de todo menos "un hecho anecdótico", en palabras del entrenador. Hay tiempo para rectificar, pero cada vez menos para un técnico que, sujeto a la ley del fútbol, será destituido como no empiecen a llegar las victorias.

Nadal gana en Pekín doce años después. Cuando se impuso por primera vez en la capital china, el tenista de Manacor era un joven imberbe de 19 años al que se le conocía con el nombre de Gerónimo, por su cabellera larga y su indumentaria, con camisetas de tirantes. Una década y 75 títulos después, el actual número uno se reencontró con la victoria en el gigante asiático ante el irascible Nick Kyrgios, al que pasó por encima, cediendo solo tres juegos. La diferencia entre Nadal y su rival de ayer no solo está en la pista, sino, sobre todo, fuera de ella. Mientras el primero es un deportista de los pies a la cabeza, admirado en el mundo entero en las victorias y en las derrotas, al australiano le pierde su frágil cabeza, su indisciplina y su pésimo comportamiento. Sobrado de (buen) tenis, nunca llegará a nada si no cambia de actitud.

El Urbia Palma empezó el sábado la defensa de su título conseguido la temporada pasada con el nombre de Can Ventura. Ya no está Damià Seguí, que se ha tomado un merecido descanso, y ha cogido el relevo Marcos Dreyer, entrenador y lo que haga falta de un equipo que ha estado muy cerca de no tomar parte en la competición por falta de presupuesto. Era lo que le faltaba al voleibol español, herido de muerte, que el vigente campeón de Liga y Copa su hubiera tenido que retirar. Por las razones que sean, el voleibol no engancha, o no como otros deportes. De ahí la raquítica competición, con solo doce equipos.

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