Rafel Nadal, número uno del mundo, superó un muy difícil debut en Pekín ante el francés Lucas Pouille, al que venció por 4-6, 7-6(6) y 7-5, y consiguió el pase a segunda ronda en el Abierto de China.

Pouille, verdugo el año pasado del propio Nadal en el Abierto de Estados Unidos, se apoyó en un potentísimo saque y en un juego al límite de la línea para poner contra las cuerdas al mallorquín, hasta el punto de disponer de dos bolas de partido en el segundo set.

El manacorí, sin embargo, demostró que su mejor tenis llega en los momentos más agónicos, remontó ese desempate y, rompiendo por fin un servicio de Pouille en el final del tercer set, consiguió la victoria.

El francés, número 23 del mundo y campeón este año en Budapest y Stuttgart, se creció frente al balear, con primeros saques que en numerosas ocasiones superaron los 200 kilómetros por hora, y que le dieron a Pouille nueve puntos directos. En la siguiente ronda, Nadal afrontará un duelo a priori más sencillo que el de ayer contra el ruso Karen Khachanov (42 en el ránking ATP) al que ya ganó este año en Wimbledon. Nadal, campeón este año de Roland Garros y del Abierto de Estados Unidos, entre otros torneos, y que ha retornado al número uno mundial en agosto, afronta el Abierto de China, que no gana desde 2005, como una importante etapa en el final de temporada de cara al Masters de Londres, el título más importante que falta en su vitrina.

"Hoy gané porque me tocaba ganar", simplificó el tenista balear, quien en todo caso defendió su fortaleza mental en el duelo. "He estado peleando, buscando soluciones, estando positivo, y espero que este partido me dé confianza para lo que viene", dijo. Nadal reconoció que estaba "feliz de que la suerte" le hubiera "acompañado", y admitió que su rival, el francés Lucas Pouille, tuvo muy cerca la victoria.

Nadal defiende a Piqué

El tenista mallorquín comentó en rueda de prensa los silbidos e insultos recibidos el lunes por el futbolista del Barcelona Gerard Piqué durante los entrenamientos con la selección, y aseguró: "No me gusta que piten a nadie, no entiendo a la gente que pita a otro".

"Creo que todas las actuaciones de forma radical, sean de unos o de otros, están mal, la radicalización en general, sea futbolística, tenista o de cualquier deporte, cualquier fanatismo, es algo malo", subrayó. "Se llegan a unos extremos que no aportan nada positivo, y evidentemente pitar a Piqué es también una forma de expresarse de gente demasiado radical", analizó el tenista mallorquín, actual número uno mundial.