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Tribuna

Los árbitros de fútbol y su situación laboral

Sobre la pretensión de la Federación de modificar las estructuras que llevan defendiendo más de 25 años

Los árbitros de fútbol y su situación laboral

El pasado 11 de septiembre, en Iusport (portal dedicado a la difusión del derecho deportivo), el periodista Ramón Fuentes da y comenta la noticia de que el presidente del Comité Técnico de Árbitros de fútbol, Victoriano Sánchez Arminio, pide al Consejo Superior de Deportes (CSD) un reconocimiento legal de la labor arbitral a los efectos de poder acogerse al Real Decreto 1006/1985 de 26 de junio por el que se regula la relación laboral de los deportistas profesionales.

Con anterioridad, el 1 de septiembre, en el diario As, Iturralde González, ex árbitro internacional de fútbol, aparece con un artículo en el que, entre otras afirmaciones, dice: "Creo que está de más que los árbitros voten al presidente de la Federación", "es necesario que el arbitraje sea independiente", "difícil que se garantice esa absoluta independencia cuando suman votos", "no cabe duda de que una buena garantía de la independencia arbitral sería no participar del politiqueo empresarial del fútbol", "separación de poderes de toda la vida", "sin espacio a la influencia subconsciente", "lo más conveniente sería que nos dejaran elegir al presidente de los árbitros en lugar que otro lo pusiera a dedo".

Todas estas cosas sobre el arbitraje las hace Iturralde González cuando ya no es árbitro en activo, ya que si las hubiera realizado cuando ejercía como tal, su carrera hubiese sido muy limitada. Además, él, por su cercanía al poder establecido, fue miembro de la Asamblea General de la Federación y, por lo tanto, participó del sistema que está impuesto.

Comenté la noticia de Ramón Fuentes en cuanto a la petición de Sánchez Arminio al CSD para que se regularice la situación de los colegiados afirmando que, hace años, defendí en una Asamblea General de la Federación Española de Fútbol la profesionalización de los árbitros, recibiendo por ello comentarios de tono alto, medio y bajo, como que quería desestabilizar el arbitraje.

Nada más lejos de la realidad. El paso del tiempo parece que me va dando la razón y, ahora, que la Federación está en una situación de ebullición alta, los ´fundamentalistas´ y ´talibanes´ de la época Villar quieren modernizar todas las estructuras federativas, cuando en más de 25 años defendieron una labor federativa que está finalizando y del que hay que reconocer que tuvo algunos aspectos positivos, los cuales, no hay duda, son minimizados por el Auto del Magistrado Pedraz.

Por ello, las afirmaciones del exárbitro Iturralde González son bienvenidas porque vienen a ratificar lo que se sabía y se sabe y lo que los árbitros comentaban y comentan, a escondidas, pero llegan tarde.

Es evidente que la actividad del árbitro propicia muchos comentarios doctrinales, y sentencias de tribunales en relación con la declaración de relación laboral o no como, en su día, la del jugador de fútbol. No voy a entrar a analizar las distintas posiciones jurisprudenciales y doctrinales.

Entiendo que los árbitros de fútbol profesional han de ser calificados como profesionales por el trabajo que realizan y, por ello, es de aplicación, en su calificación, como trabajadores que prestan sus servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de organización y dirección de la Federación de Fútbol.

Incluso diría que los árbitros del fútbol aficionado pueden ser considerados como trabajadores por cuenta ajena, siguiendo la doctrina del Tribunal Supremo que declaró como relación laboral la de un jugador de Primera Regional que percibía una cantidad de 200 euros al mes.

La Federación de Fútbol, como empleadora o empresaria, a través del Comité Técnico de Árbitros, organiza y dirige el trabajo que los árbitros llevan a cabo. Cuestión diferente es que el colectivo de árbitros tenga su propia asociación, independiente de la Federación de Fútbol, a través de la cual canalizará sus planteamientos. Posiblemente los árbitros no son conscientes, o siéndolo se lo callan por miedo, de la fuerza que tendrían.

Situados en este planteamiento, coincido con Iturralde González en que hay que abrir el debate sobre si los árbitros han de votar al presidente de la Federación, añadiéndose por mi parte si los futbolistas y entrenadores han de votar al presidente de la Federación. No parece lógico que al Presidente de los Empresarios (CEOE) lo voten los sindicatos.

Esto no está reñido con que exista un órgano de encuentro en el que esté la Federación, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), la asociación de árbitros y la asociación de entrenadores. Es evidente que si en un futuro surgen otras asociaciones o sindicatos de jugadores, árbitros o entrenadores con suficiente representación, entrarían a formar parte de ese órgano de encuentro.

Hay que reconocer que es muy difícil que los árbitros, en activo, den un paso adelante y planteen esta nueva situación ya que son conscientes de que si actualmente quieren seguir en el arbitraje han de estar quietos y aceptar, aun cuando no estén de acuerdo, la situación actual.

Creo que pasó el tiempo de esa Federación que tutela, para tener el máximo poder, todos los colectivos que conforman el fútbol ya que esos colectivos tienen vida propia.

No hace mucho tiempo la reglamentación de FIFA y, en su consecuencia, las reglamentaciones de todas las Federaciones Nacionales de Fútbol, prohibían acudir a los tribunales ordinarios de justicia. No hay que olvidar que el carácter de trabajador por cuenta ajena del futbolista se ganó, en el llamado Tribunal Central de Trabajo, en contra de la reglamentación federativa.

Entiendo que estas reflexiones sobre la organización del fútbol pueden resultar extrañas y utópicas, pero pienso que se aproximan a lo que la realidad actual demanda.

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