Cuatro títulos a cero. Este es el plan de Rafel Nadal para superar a Roger Federer en torneos de Grand Slam. El suizo, de 36 años, lidera esta clasificación con 19 entorchados por 16 del mallorquín, de 31.
Aunque el ganador el pasado domingo del Abierto de Estados Unidos se muestre reacio a compararse con Federer ni con ningún otro jugador -"solo estoy pendiente de lo que hago yo sin mirar a los demás"-, lo cierto es que su tío y entrenador Toni Nadal se mostró esperanzado, poco después de que su sobrino conquistara su tercer US Open, de alcanzar los números del genial tenista suizo: "El otro día me preguntaron si lo alcanzaríamos y yo dije que confío en que Federer no gane ninguno más. Ahora veremos si me vuelve a sorprender", dijo Toni, que añadió: "Está difícil, pero le queda algún Roland Garros y confío que algún otro torneo caiga", pronosticó.
Precisamente, en lo que sea capaz de hacer en el Grand Slam de tierra residen las opciones de Nadal de igualar o superar a Federer. Con 31 años, cumplidos en París, el manacorí ha sumado su décimo título en el Bois de Boulougne con una autoridad como hacía tiempo no se le veía. La inercia ganadora del fenómeno de Manacor permite pensar que le queda por conquistar algún título más en París, sin olvidar el primer grande del año, el Abierto de Australia. Finalista este año en Melbourne por cuarta vez en su carrera -con un único título obtenido en 2009-, Nadal se ve capaz de volver a triunfar en las antípodas.
Año clave
El próximo curso será clave para comprobar las posibilidades de Nadal de igualar o arrebatar a Federer la condición de tenista con más títulos grandes. El mallorquín, que ha derrotado al de Basilea hasta seis veces en finales de Grand Slam -aunque en 2017 de momento la ventaja es para el helvético por tres a cero en sus enfrentamientos, incluida la final de Australia-, tiene su primera oportunidad en Melbourne. Pero donde no puede fallar de ninguna manera en su carrera contra reloj es en Roland Garros, el torneo en donde reposan sus aspiraciones de convertirse en el más grande de la historia. Si no fallara en su torneo fetiche en los próximos tres años alcanzaría 19 títulos, cifra que aumentaría si es capaz de ganar en Australia o conquistar el US Open una cuarta vez. Si faltara a su cita con la copa de los Mosqueteros frenaría en seco sus aspiraciones y sería la señal inequívoca que no atravesaría por su mejor forma física.
Asimismo, su asalto al trono de torneos grandes sería prácticamente imposible si Federer sumara un par de títulos más, con lo que superaría la veintena, una cifra prácticamente inalcanzable. Esto obligaría a Nadal a mostrarse más regular de lo que le exige la situación.
El campeón de Manacor fía sus opciones a lo que pueda hacer en Melbourne, París y Nueva York, teniendo en cuenta las dificultades que le crea jugar en la hierba de Wimbledon. Pese a que ha conquistado el torneo londinense en dos ocasiones (2008 y 2010) y ha disputado la final en otras tres (2006, 2007 y 2011), lo cierto es que no disputa el partido decisivo en el All England Tennis Club desde hace seis años. Llegaba a la presente edición en su mejor forma desde aquella final perdida ante Djokovic, pero, como en otras ocasiones, fue víctima del cañonero de turno, en este caso el luxemburgués Gilles Müller, que le frenó en octavos.
Las palabras de Toni Nadal, único integrante del equipo del campeón que se ha pronunciado abiertamente sobre el objetivo, real, de intentar dar alcance a Federer, suponen un desafío a su sucesor Carlos Moyá, una forma de presión. Está claro que el que fuera número uno en 1999 no alcanzará los números de Toni por una cuestión de edad del jugador, pero el reto de que la carrera triunfal de Nadal prosiga está ahí.
En el sorprendente pulso que aspiran a mantener Nadal y Federer tras su triunfal 2017, repartiéndose los cuatro títulos grandes, jugará sin duda un papel determinante el regreso de Novak Djokovic y Andy Murray, previsto para enero del próximo año y con la vista puesta en el Abierto de Australia. Si vuelven al nivel que les ha permitido ser los dos mejores del circuito en los tres últimos años, supondrá un problema añadido en el gigantesco reto de Nadal.
