No defraudó, ni mucho menos, el derbi palmesano. Al menos los prolegómenos fueron de un partido máxima rivalidad, se respiraba en el ambiente. Tres horas antes ambas aficiones se citaban para el duelo esperado (llevaban 37 años sin enfrentarse en competición oficial). "Esto no me lo pierdo por nada del mundo. Llevaba mucho tiempo esperándolo. He venido antes para vivirlo como se mrece", señaló Cosme Rigo, que portaba como casi la mayoría de los aficionados balearicos una camiseta blanquiazul.

Los blanquiazules se citaron en el exterior de Son Malferit y los rojillos en la plaza del colegio Sant Josep Obrer. Ambas aficiones estuvieron permanentemente vigiladas por el operativo de la Policía Nacional, que evitó cualquier conato de enfrentamientos entre ambas hinchadas, y eso que algunos forofos, especialmente los bermellones, en algunas ocasiones se saltaron el cordón policial, aunque la cosa no llegó a mayores. Únicamente destacar empujones e insultos entre ambos bandos.

Sí que se produjo un incidente sobre las 15:30 horas cuando varios aficionados, presuntamente del Mallorca, se pararon con un automóvil en el bar del Atlético Baleares y rompieron botellas y tiraron varias sillas. No hubo heridos pero sí un buen susto dado que ya había allí varios hinchas balearicos. La policía realizó con posterioridad tres detenciones al respecto.

La plantilla del Atlético Baleares fue la primera en llegar. Lo hizo en autocar y fue recibida por unos trescientos aficionados que voceaban "Athletic, Athletic, Athletic". En esos mismos instantes y por la puerta posterior a Son Malferit la policía hacía entrar a los doscientos hichas del Mallorca, que llegaron escoltados y cantando "Mallorca, nunca te dejaremos sólo. Mallorca! Mallorca!".

Sin dilación llegó el autocar del Mallorca. La afición blanquiazul se movilizó para gritar a su rival. "Bievenidos al pozo, señoritos", "Llega el equipo de Primera" y "Esto es Son Malferit", fueron varias de las de las frases que oyeron los futbolistas rojillos.

La reventa, como un buen derbi, existió. Dos aficionados llevaban varias entradas que las ofrecían a las 17 horas a cien euros. Un grupo de seguidores extranjeros fueron los que pidieron precio.