Esto no es como empieza. Es como acaba. Pero lo que ya se puede asegurar es que esta Liga es otra cosa. Otro nivel. La Segunda B no tiene nada que ver con la Tercera División balear, como quedó claramente demostrado en el partido que disputaron ayer la SD Formentera, brillante campeón del último campeonato de Tercera, y el Atlético Baleares, que estuvo a punto de ascender a Segunda División.

Era el primer encuentro que jugaba el conjunto pitiuso en su casa como nuevo equipo de la categoría de bronce y había muchas ganas de conseguir la primera victoria en campo propio ante sus aficionados, pero no pudo ser y el conjunto balearico se llevó los tres puntos (0-2) porque es un excelente equipo de Segunda B que aspira a subir de categoría, mientras que al Formentera le queda mucho trabajo por hacer para estar a la altura de las circunstancias y mantenerse.

El Atlético Baleares salió a ganar el partido y el Formentera a ver qué pasaba. El juego de ambos así lo reflejó: los mallorquines estaban mejor plantados, raseaban el balón desde atrás, dominaron el centro del campo y entraron cómodamente por su banda derecha, mientras los formenterenses salieron inseguros, nerviosos y acelerados, lo que provocó una importante pérdida de balones ante la desesperación de su entrenador, que pretendía que sus futbolistas salieran a jugar tranquilos y concentrados, pero jugaron a impulsos, algo nefasto si enfrente tienes a un equipo con experiencia y calidad que ante tus debilidades y flaquezas te chupará la sangre.

Al Baleares solo le faltaba marcar y lo consiguió en el minuto 38 y fue de penalti por unas manos de Kiko en el área. Xisco disparó y marcó, pero el colegiado lo hizo repetir y, de nuevo, Contreras fue engañado, subiendo el 0-1 al marcador.

Desde el gol hasta el descanso no ocurrió nada. Los blanquiazules siguieron estando cómodos en el campo, y más ahora con ventaja en el marcador, mientras los rojinegros siguieron intentado meterse en el partido, pero no lo consiguieron.

Sin embargo, lo que habló Tito García Sanjuán con sus jugadores durante el descanso sí surtió efecto porque al terreno de juego saltó el mismo Formentera, pero con otra personalidad. Los complejos se quedaron en la caseta y desde el primer minuto se vio que, ahora sí, los pitiusos querían demostrar que ellos también son de esta Liga y que están capacitados para jugar y tutear a cualquier equipo. También a un Baleares sorprendido y superado desde el primer minuto de la segunda mitad.

El Formentera hizo dos internadas peligrosas por la banda y Juan Antonio cruzó demasiado un balón en el minuto 57, pero el que más revolucionó el partido fue, otra vez, Adrián Riera, que entró por Gabri en el minuto 58.

El hábil jugador dio otro aire a su equipo y se hizo con la banda izquierda. Fruto de una buena jugada llegó la acción clave del cuarto derbi y que fue el remate de Dailos al poste en el minuto 76, que era cuando mejor estaba jugando el equipo formenterés, pero del posible empate a un gol se pasó al cruel 0-2 en cinco minutos, ya que Gerard aprovechó un error defensivo local para marcar y sentenciar el choque.

Fue un jarro de agua fría, pero el Formentera lo siguió intentando gracias la entrada de Nando. El encuentro no dio para más y el Atlético Baleares se llevó los tres puntos porque es un buen conjunto, pero también pudo regresar a casa con solo uno.