Real Mallorca y Atlético Baleares afrontan a partir del próximo fin de semana el inicio de la competición regular. El conjunto bermellón viaja a Peralada, mientras que los balearicos reciben al Villarreal B en Son Malferit. En esta categoría, el césped sintético será un hándicap para el conjunto bermellón, acostumbrado a entrenar en Son Bibiloni y jugar en Son Moix sobre hierba natural. El Atlético Baleares, por su parte, es uno de los equipos del Grupo III de Segunda B que sigue contando en su estadio con superficie sintética, por lo que los jugadores de Armando de la Morena no notarán tanto el cambio.

Nueve de los veinte terrenos de juego de este grupo son de césped artificial, lo que supondrá un contratiempo para equipos históricos de la categoría como el Real Mallorca. La mayor parte de los terrenos de juego sintéticos los aportan los equipos baleares y catalanes. Es el caso de Formentera, Atlético Baleares y el Peña Deportiva de Santa Eulalia, por lo que respecta a los representantes de las islas.

En cuanto a los clubes catalanes, son Badalona, Cornellá y Llagostera los que cuentan con campos sintéticos. Además, uno de los dos equipos aragoneses que completan el grupo, el Ebro de Zaragoza, también disputa sus compromisos en superficie artificial. Se da la circunstancia de que la mayoría de los campos con césped natural se encuentran en la Comunitat Valenciana, ya que de sus siete equipos en la categoría solo el recién ascendido Ontinyent y el Atlético Saguntino disputarán sus compromisos en una superficie artificial.

Por su parte, Hércules, Elche, Alcoyano, Mestalla y Villarreal B, cinco de los grandes aspirantes a ocupar una plaza de promoción de ascenso, disputarán sus encuentros ante su público sobre hierba natural. Más allá de los bermellones, el Sabadell, así como el Lleida y el Olot, también afrontarán sus choques como anfitriones en campos de césped natural. Se da la circunstancia de que los seis clubes del grupo que tienen precedentes históricos en Primera División (Mallorca, Hércules, Elche, Alcoyano, Sabadell y Lleida) juegan en césped natural.

El Grupo III no es el único de Segunda División B con un gran número de terrenos de juego sintéticos, pero sí tiene una peculiaridad, a juicio de jugadores y técnicos, que lo hace especial con respecto a los otros. En este sentido aluden a las sensibles diferencias en las dimensiones, textura y calidad entre unos terrenos artificiales y otros.

Mientras algunos son de ultima generación, otros cuentan ya con muchos años de uso, por lo que el bote del balón o su circulación es completamente diferente entre todos ellos. Además, para los equipos que juegan en césped natural, las semanas previas a los partidos en césped artificial son especialmente complicadas.