El CE Palmanyola ha dicho basta. No aguanta más. El modesto club de la localidad de Bunyola está en pie de guerra al estar muy cansado de padecer los inconvenientes de tener un campo de fútbol de tierra y que nadie, llámese entidades e instituciones públicas, se preocupe de su lamentable situación. O al menos eso defienden sus dirigentes. Además llevan años con la promesa de que en un breve plazo de tiempo se procederá a instalar césped artificial, ya que se había creado un consorcio (Consorci per el Desenvolupament d'Actuacions de Millora i Construcció d'Infraestructures en el territorio de l'Entitat Local Menor de Palmanyola) para la realización de la Escuela infantil en esta localidad y, una vez acabada esta, se instalaría la hierba sintética en el campo de futbol. Al final se ha construido la escuela pero nadie comunica nada al club de la instalación del césped, según la entidad deportiva.

"A día de hoy y pese a existir un remanente de tesorería calculado en unos 160.000 euros por parte de la presidencia del Consorci, no se ha comunicado a las entidades bancarias la revocación de los anteriores autorizados (cesados desde julio de 2015) en las cuentas ni el nombramiento de los nuevos apoderados", señala la Entidad Local Menor de Palmanyola, que añade: "Somos conscientes de la intención por parte del Govern Balear de liquidar los diferentes consorcios que rigen en la actualidad, no obstante está en la convicción de que los compromisos adquiridos han de respetarse". Al respecto, a esta entidad le preocupa que ahora al detectarse un problema en el alumbrado de esta localidad esos 160.000 euros vayan a parar a reparar unas nuevas obrar realizadas en 2007, pero que presuntamente se hicieron mal.

En la actualidad los niños y jóvenes del CE Palmanyola siguen entrenando y jugando los partidos de Liga sobre tierra, siendo ya uno de los pocos que existen en Mallorca (el otro es el de Pina).

El club y los padres de los jugadores, cansados de esperar una solución durante mucho tiempo, un remedio que nunca llega, han decidido moverse y reivindicar esta precaria situación. Se han recogido más de mil quinientas firmas para que se solvente ya esta circunstancia y se estudia realizar distintas manifestaciones como cortar la carretera de Sóller, entrenar delante del Ajuntament de Bunyola o en el Consolat de la Mar en Palma.

"Muchos niños y jóvenes residentes en Palmanyola no quieren estar en semejantes condiciones y se van a otros clubes para poder jugar al fútbol en un campo en condiciones aceptables. Los niños que se quedan tienen que soportar, a parte de la dureza de jugar y entrenar en tierra, la humillación de recibir a los jugadores contrarios en nuestro campo y ver la cara de estupefacción al ver un terreno de juego así por primera vez", señala el comunicado realizado por los integrantes del club y que ha sido suscrito por más de 1.500 personas con su firma.

Esta carta añade: "Los niños no sienten vergüenza de su club, al contrario, es un club familiar que potencia valores de compañerismo y deportividad, en el que nos hallamos muy a gusto. Los niños sienten vergüenza de las instalaciones que tienen, de que tenga que interrumpirse un partido porque el fuerte viento hace que se levante la tierra y se les meta arena en los ojos y de oir los comentarios de padres y jugadores visitantes, algunos bastante groseros".