Sin ofrecer margen de reacción a sus rivales, Tinita Pocoví remató a lo grande su triunfo en el torneo del Club de Dames del Trot ganando su penúltima carrera puntuable en la prueba estelar de la reunión nocturna del viernes en el Hipòdrom Son Pardo. Dominando de largo la situación a las riendas del caballo francés Ramsey du Ham, que se apuntó el mejor crono de la cita, rodando a un promedio kilométrico de 1:15'6 minutos sobre un recorrido de 2.150 metros.

El crack galo de la Cuadra Ladil cumplió perfectamente con el papel de favorito. Remontando desde el segundo pelotón de salida tras el autostart y mandando de lejos en una carrera en la que también destacó la muy buena actuación de la yegua nacional Unitra RS, con la ciutadellenca Ruth Orfila. En tercera posición llegó a meta el segundo favorito, Thé de Chine, con Pilar Estelrich.

La quinta carrera, con un bote de 1.111 euros sobre la apuesta de Trío, permitió que las taquillas de juego registrasen solo sobre esa combinación una recaudación de 1.491 euros. Al final se registraron ocho boletos acertantes del Trío, con pago por cada uno de ellos a razón de 195.19 euros. La prueba la ganó Dixie SS, dirigida por Miquel Àngel Martí, desbordando a lo largo del último tramo a los dos favoritos: Dijous Bo, con Joan Bauzá; y Diana Federique, con Mateu Riera 'Prim'.

En la cuarta carrera destacó la percepción de las primeras consecuencias positivas de las necesarias labores de nivelación desarrolladas sobre la pista de Son Pardo a lo largo de la semana. Especialmente el crono de 1:17'6 con el que ganó Desig d'Heroïna, con Mateu Riera 'Prim', es el mejor botón de muestra de ello. Un 'tres de tres' desde que su preparación y propiedad es responsabilidad del popular Miquel 'Maradona'. Un triunfo claro, por delante de Berlín de Font y Avanti Corner.

Una vez más los jueces de carreras de la Federació Balear de Trot, que preside Joan Llabata, fueron los desagradables protagonistas de las acciones más desafortunadas de la velada. En una de ellas, coincidiendo con la carrera para ponis, conducidos por niños, se vieron obligados a ofrecer hasta tres órdenes de llegada diferentes. Todo un esperpento.