Además de la posibilidad de recuperar el liderato mundial del tenis y de conquistar su decimosexto grande, Rafel Nadal tiene otro reto al alcance en el torneo de Wimbledon que comenzó el pasado lunes en las magníficas instalaciones del All England Tennis Club. El tenista de Manacor El norteamericano Arthur Ashe pasa por ser el campeón más viejo de Wimbledon, al vencer en 1975 con 31 años y once meses. Aquel día del mes de julio de hace 42 años se impuso en la final a su compatriota Jimmy Connors, que defendía el título obtenido el año anterior, por 6/1, 6/1, 5/7 y 6/4, en lo que sin duda fue una sorpresa. Ashe, que ganó el US Open en 1968 y el Abierto de Australia en 1970, sumó 33 títulos en su carrera, pero abandonó el tenis con la sensación de que podría haber aspirado a mucho más.

Si Nadal levanta el trofeo por tercera vez, tras conquistarlo en 2008 y 2010, lo hará con 31 años y un mes y se convertiría en el segundo jugador más veterano en la historia del torneo en ganarlo. Tras dos años sin jugar sobre hierba, tras caer en segunda ronda en 2015 y ausentarse el año pasado por sus problemas en la muñeca que ya le obligaron a retirarse en pleno Roland Garros, ahora mismo parece una quimera pensar que pueda volver a ganar, pese a la exhibición en su estreno ante el australiano Gillman. Expuesto en hierba a que le toque un sacador de primer nivel, una suerte del juego que en muchas ocasiones resulta determinante, Nadal ha dicho que si es capaz ddcapaz de superar la capaz de superar la primera semana se verá con opciones de alcanzar las últimas rondas, y porqué no la final.

El tercer protagonista de esta historia es Roger Federer. Lo haría a poco más de veinte días de cumplir los 36 años, algo que nadie ha conseguido en la Era Open. El jugador más veterano en conseguir un torneo de Grand Slam es el australiano Ken Rosewall, que en 1972 conquistó el Abierto de Australia con 37 años y dos meses. Su reinado no peligra, de momento. El suizo se ha encaramado a la segunda posición en esta clasificación con su victoria en enero en el Abierto de Australia, al derrotar a Nadal con 35 años y 5 meses.

Federer está viviendo una segunda juventud en un año en el que selecciona el calendario más que nunca. Tras conquistar Australia, Indian Wells y Miami, optó por no participar en la temporada de tierra, donde sabe que sus posibilidades quedan reducidas, y más todavía con la presencia de Nadal. Ha preferido descansar -un largo descanso de tres meses- para llegar fresco a otro de los grandes objetivos de la temporada como es Wimbledon Junto a Nadal, Federer ha vuelto a sentirse protagonista. Pocos son los que se hubieran atrevido a vaticinar que los dos mejores tenistas de la última década se repartirían el Abierto de Australia y Roland Garros.