Alba Torrens es a la selección española lo que Messi para el Barça o Ronaldo para el Real Madrid. Seguramente no se entenderían muchos de los éxitos del combinado de Lucas Mondelo sin la presencia de esta mallorquina insaciable, que no se cansa de ganar.
Y, además, lo hace disfrutando y huyendo del protagonismo que su calidad le otorga. La jugadora de Binissalem, que se niega a dar el salto a Estados Unidos porque da máxima prioridad a su carrera en la selección, sumó ayer su séptima medalla, dos de ellas de oro; otras dos de plata con sabor a oro porque se cayó ante las invencibles norteamericanas en el Mundial de 2010 y en los Juegos de Río, y tres bronces.
¿Hay quién dé más? A sus 27 años se encuentra en la plenitud de su carrera. No se ve el final de esta deportista ejemplar, dentro y fuera de la pista.
