El fútbol balear sigue sin desterrar la violencia. Una nueva batalla campal entre padres se produjo el pasado sábado, aunque esta vez no hay vídeo. Fue en el Cardassar-Sant Jordi de Cadetes 2ª Regional de Mallorca, suspendido por el árbitro Pedro Vicente Pérez Galera después de que familiares de jugadores se enzarzaran en una pelea y para que la situación no acabara repercutiendo en el césped.

El partido estaba siendo intenso, duro a veces. Extraño para un encuentro en el que ninguno se jugaba nada y de que no hubiesen ocurrido incidentes en la ida. "No había nada raro, de hecho en la primera vuelta jugamos entre semana porque ellos lo pidieron", relata Tòfol Aloy, entrenador del Sant Jordi.

El técnico admite que el partido estaba siendo "más intenso de lo esperado" por parte de los locales, pero que "se revolucionaron más los padres en la grada" que los propios futbolistas.

Quino González, directivo del Cardassar y delegado en el equipo cadete, también lo recuerda así. "Es cierto que hubo alguna entrada más fuerte que otra, pero lo que más me extrañó es que alguno de los seguidores del Sant Jordi estaba siendo más agresivo de lo normal", dice. De hecho, el colegiado le pidió en el minuto 37 que hicieran salir del campo a un aficionado: "Detuve el partido para desalojar a un seguidor del Sant Jordi que me insultaba (...) y que podía incitar a la violencia (...)". "Me dijo 'ese señor, que se vaya'. Al principio era reacio, pero al final lo entendió y le dije que se quedara en el bar del campo. Avisé al colegiado de ello y también llamé a la Policía Local", relata González, como confirma el colegiado en el acta.

La chispa saltó cuando, desde la tribuna, un aficionado local "le dijo algo a Leo [Lleonard Bujosa]", dice Aloy. "Mi jugador le dijo 'tú no tienes por qué decirme nada' y entonces el árbitro le sacó la segunda amarilla", recuerda el técnico del Sant Jordi, que añade: "Y después básicamente pasó lo que pone el acta".

"Al expulsar a Lleonard Bujosa, el jugador se encara conmigo y me dice: 'tú árbitro, eres tonto, me expulsas a mí cuando es el público el que se mete conmigo'", explica el colegiado Pérez Galera en el acta, en el que relata los incidentes: "Un joven identificado por la fuerza pública como hermano del mencionado jugador expulsado, se va directamente hacia las personas que discutían con su hermano y, muleta en mano, se aproxima a ellos. Se gira Lleonard Bujosa y se sube a la grada, comenzando una pelea entre público de ambas aficiones y el jugador mencionado, sumándose después el capitán del Cardassar, Julià Sancho, aunque ni este ni el jugador del Sant Jordi llegaron a propinar ningún puñetazo gracias a la intervención de ambos cuerpos técnicos".

Aloy coincide casi en todo lo explicado por el colegiado: "Cuando le expulsan, su hermano y su padre están discutiendo con alguien. Y el número 6 de ellos [Cardassar] también discutía con alguien de la grada... Entonces Leo sube a la grada a defender a su hermano, pero también lo hace otro jugador nuestro y lo mete de nuevo en el campo".

"Apareció este hombre y se lió"

La versión de Quino González, que vive en primera persona lo sucedido, es similar: "Cuando le expulsan, al principio parece que no quiere salir y después algo le dicen desde la grada, se gira... le intenté retener". "Supongo que entre el cabreo, la adrenalina... salió hacia la grada y no lo pude agarrar. Y entonces apareció este hombre y se lió", destaca sobre el incidente que tuvo al hermano del jugador y su muleta como protagonistas.

"Yo vi a un jugador nuestro recibir un golpe, no sé de quién, la verdad; y sentí la muleta por mi espalda", recuerda quien quedó encerrado en el follón. "Los chicos querían ir a separar a los padres, pero era mejor que no se metieran en el follón", incide.

"Todo fue en la grada, porque entre los equipos no pasó nada. Nosotros y el entrenador y el delegado de ellos estuvimos parando a los jugadores para que no se subieran a la grada", explica asimismo Tòfol Aloy, el técnico del Sant Jordi, que añade: "Entonces le dije al árbitro 'para esto, para que los jugadores se metan en el vestuario'. Era lo mejor".

"Fue vergonzoso, la pelea que se montó... vi a una señora en el suelo y otra mujer gritaba que parasen. Fueron cinco minutos que no se los deseo a nadie. Una cosa es verlo y otra es estar metido. Yo llegué a casa llorando", indica el delegado del Cardassar, que insiste en que "no hubo ningún otro problema, los jugadores se comportaron y nadie se metió con el rival, ni ellos ni nosotros".

"¿Problemas al final del partido? No, ninguno. Es verdad que estuve una hora esperando en el vestuario, pero porque el árbitro estaba redactando el acta. Los jugadores se fueron marchando del vestuario sin problema", asevera Aloy, que añade: "¿Jugar lo que queda? Creo que no iremos a Sant Llorenç por 7 minutos cuando no nos jugamos absolutamente nada".

Por último, desvela la preocupación de técnicos y personal de ambos equipos de que lo sucedido trascendiera mediáticamente como sucedió en Alaró en marzo. "Estábamos hablando entre nosotros y con el árbitro en el vestuario y nadie quería que esto se convirtiese en noticia... 'Esperemos que no lo haya grabado nadie', coincidimos todos", concluye Aloy.

Tras la pelea hubo dos partes de lesiones, el padre de un jugador del Cardassar y un futbolista del equipo local. El presunto agresor, que según testigos presenciales opuso cierta resistencia cuando el agente de la policía local quiso retenerle, fue detenido por la Guardia Civil y prestó declaración en el cuartel de Artà. Se persentaron varias denuncias por delitos de lesiones por parte de los involucrados en la pelea.