Diario de Mallorca

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Minuto 91

Un final para adictos al sufrimiento

Guasp se despide de los aficionados. isaac sutorras

Espera un final de curso con los nervios a flor de piel. Tanto para el Mallorca, que afronta cada partido como una final, y aún ganando las tres que le quedan no sabe si cantará victoria, como para el Atlético Baleares, que ayer empezó con buena nota ante el Toledo su andadura en la larguísima y exigente fase de ascenso a Segunda.

Está costando, pero los resultados empiezan a dar la razón a Sergi Barjuan, que en siete jornadas ya suma tres victorias, una más que Olaizola, y se sitúa a una de las cuatro que sumó Fernando Vázquez. Once puntos sobre 21 posibles, pocos para las urgencias del equipo, que puede echar en falta los perdidos en casa ante el Nàstic y Córdoba en dos partidos que se antojaban finales. Faltaba un partido convincente, tras el logrado ante el Sevilla Atlético, para creer en este equipo. Al Almería se le empezó a ganar por actitud. Conscientes de lo que se jugaban, de que ya no está permitido el más mínimo error, los jugadores del Mallorca salieron a morder y obtuvieron premio en una de las escasas llegadas claras al área de los andaluces. Es la gran asignatura pendiente del equipo, entre muchas, su escasa llegada al área y su evidente falta de gol, que le ha condenado a sufrir hasta el último minuto.

Un resultado más que interesante el que obtuvo el Atlético Baleares ante el Toledo de Onésimo en su debut en la fase de ascenso a Segunda. Una mínima ventaja de renta sin haber encajado es un marcador que firman los más encompetados equipos cuando de eliminatorias se trata. El equipo de Josico se ha convertido en un grupo fiable, incómodo para cualquiera, también para un Toledo que tendrá que emplearse a fondo si quiere pasar ronda. Capítulo aparte merece la afición balearica que llenó son Malferit, de diez todo el partido, en un ambiente como hacía tiempo no se vivía.

El Real Madrid ha sido el mejor, por eso ha conquista la Liga, la primera en cinco años. El equipo de Zidane ha llegado al tramo final del campeonato como una moto, con todos los jugadores enchufados, desde Keylor Navas hasta Ronaldo, titulares y suplentes. Desde que perdió ante el Barcelona, con un gol de Messi con el tiempo cumplido, el Madrid ha sido una máquina de ganar. No ha tenido rival y, siempre con el comodín del partido del Celta en el bolsillo, jugaba con esta ventaja. El Madrid la ha ganado merecidamente y el Barcelona la ha perdido en campos donde solía hace la tira de años: en Balaídos, en Riazor, en La Rosaleda y ante el Alavés en casa en las primeras jornadas.

Habrá que acostumbrarse a las victorias de Joan Mir, el piloto mallorquín que ayer sumó su tercera victoria del curso y acentúa su dominio en el Mundial de Moto3. Mir, que se llevó un susto morrocotudo en la primera vuelta en una espectacular caída junto a otros pilotos, está decidido a convertirse en campeón del mundo antes de dar el salto a Moto2 el próximo curso. Tiene madera de campeón. Y lo acabará siendo.

Espectacular y sorprendente el final del Masters 1.000 de Roma, con la derrota de Nadal ante el austriaco Thiem en cuartos, la sorprendente, por lo abultada, victoria del mejor Djokovic en meses sobre el verdugo del mallorquín, y el triunfo del jovencísimo Zverev sobre el serbio, en las antípodas del día anterior. Todo esto en la víspera de Roland Garros, que comienza el próximo día 29. Pese a su borrón en Roma, cayendo ante un futuro 'top 5', el mallorquín sigue siendo el principal candidato a levantar por décima vez el Grand Slam de tierra. Ha sido el más regular desde el comienzo del año. Este es su mejor aval.

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