Una camarera, una ayudante laboral, una estudiante de grado superior de imagen por el diagnóstico, una asesora fiscal? Eran las siete de la tarde. Helena se quitaba el uniforme de trabajo, Mar apalabraba las últimas reuniones, Alicia cerraba los libros y Marga remataba las últimas cuentas. En media hora las pistas del pabellón escolar del CIDE empezaban su rutina diaria. Ellas, todas ellas, coleta en pelo, afrontaban un entrenamiento más. Así un día tras otro, así una temporada más.

"El año pasado solo descansábamos los miércoles y este año conseguimos rebajar un día de entreno y teníamos libre también los lunes. Así que el año que viene a ver si nos plantamos y conseguimos entrenar solo dos días, visto lo visto, quizás conseguimos clasificarnos para la Copa de la Reina", comenta entre risas la central del JS Hotels Ciutat Cide, Marga Jurado.

Hacía cuatro días que no se veían la cara y ya se echaban de menos. "Al final pasamos tanto tiempo juntas que se hace raro no vernos, aunque por el grupo del whatsapp siempre estamos en contacto", confiesan. El mismo tiempo que llevaban sin verse es el periodo que han tenido para asimilar la hazaña que lograron el pasado sábado. En 40 años de historia del club palmesano, han sido ellas quienes han ascendido al equipo a la máxima categoría del voleibol español.

"No nos lo esperábamos. Es verdad que llevábamos dos temporadas con la espinita clavada, nos quedábamos a las puertas, pero ¿ganar la Liga, la Copa y ascender? Ni por asomo nos lo habíamos planteado", reconocen.

La complicidad entre todas las jugadoras es evidente y ese ha sido uno de sus puntos fuertes, ya que no es un grupo que destaque precisamente por su altura. "Una vez Toni Figuera, nuestro entrenador, nos dijo que nuestro hábitat natural era el suelo, que teníamos que vivir en el suelo para levantarlo todo, porque si era por nuestra altura íbamos a hacer poco y parece que se nos quedó muy grabado", relata la colocadora del equipo, Alicia Rodríguez. Y así es, la connivencia que muestra el grupo ha podido con cualquier escollo a lo largo del curso.

Y es que hay jugadoras que llevan hasta 20 años en el club. Es el caso de Mar Manresa. La colocadora empezó su trayectoria en el equipo palmesano cuando tan solo tenía 9 años, ahora con 29, es la veterana del equipo y reconoce que es un grupo donde, quien llega, se adapta fácilmente. "Este año hubo cuatro incorporaciones -la norteamericana Lauren Dickson, la líbero Marián Gomila, Alicia Rodríguez, campeona de Liga y Copa en la Supeliga con el Naturhouse Logroño y Helena Bravo, quien llegó a mitad de temporada procedente del Avarca de Menorca- y todas ellas se han adaptado rápidamente. En ese sentido, somos un equipo que da muchas facilidades", asegura Mar.

Su aterrizaje en la Superliga no será fácil. Muchas de las jugadoras contra las que se enfrentarán en la cancha tienen en este deporte su medio de vida. "Creo que lo que tenemos bastante claro todas es que no podemos dar mucho más. Eso de entrenar por las mañanas es muy complicado. Cada una tiene su trabajo, sus estudios y no podemos compararnos con el resto", relata Marga. "Yo espero que sean los entrenadores los que se adapten a nosotras. Tienen que entender que el voleibol no nos va a dar de comer y que para nosotras es más un hobby que otra cosa", confirma Alicia.

No cuentan con ninguna ayuda, tan siquiera les pagan la gasolina que gastan para ir a entrenar. "Suerte que somos todas de Palma", comentan. Y el ascenso de categoría no va a reportar muchas mejoras en ese sentido. "Disfrutamos mucho de nuestros viajes llegando a las cuatro de la mañana al aeropuerto de Granada para coger un avión a las siete", ironizan. "Sí, o cuando hicimos un tour por toda España para llegar a Almería", recuerdan. "¿Y qué pasa con los tuppers en nuestros largos viajes en coche?". Sobre estas, tienen mil historias.

Han pasado muy pocos días y todavía no tienen respuesta a muchas de las preguntas sobre lo que sucederá la temporada que viene. Desconocen si los patrocinadores darán su brazo a torcer, si se realizarán nuevas incorporaciones y si ellas mismas seguirán defendiendo los colores del conjunto palmesano.

Ahora, lo único que quieren es descansar, disfrutar y empezar a pensar en la temporada de voley playa. "Es la mejor forma que tenemos para seguir en forma, disfrutar del deporte que nos gusta y aprovechar nuestras playas", asegura Helena. "Disputaremos algún torneo y ya veremos lo que ocurre", sentencia.

Han hecho historia, pero parece que todavía no han asimilado el logro que han realizado. Todavía tienen una cena pendiente. Media plantilla le debe un japonés a la otra media. Los partidillos durante los entrenamientos dan para esas apuestas y para mucho más. Esa noche, durante esa cena, y quizás con la hazaña ya asimilada, será el momento de hablar de futuro, un futuro aún pendiente.