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Tribuna

Dos caras de un mismo sueño

Uno quiere llegar donde está el otro. Y los ves y no tienen nada que ver, ¡nada que ver! Uno es el vivo retrato de la diversión, de la juventud...

Dos caras de un mismo sueño

Uno quiere llegar donde está el otro. Y los ves y no tienen nada que ver, ¡nada que ver! Uno es el vivo retrato de la diversión, de la juventud, del correr casi jugando, de la sonrisa permanente, de querer, o tratar, de comerse el mundo a base de simpatía, de divertirse siendo el mejor profesional del mundo y, sobre todo, de compartir su felicidad con los demás. Ahí está el bueno, el buenísimo, de Joan Mir, peleando, ahora con una Honda ("la moto que mejor se adapta a mi pilotaje"), por la victoria "o el podio, que también será bueno", en todos los grandes premios.

Y, un poquito más allá, perdón, perdón, en la estratosfera, allí arriba, en la cúspide del motociclismo mundial, en la cima, con sus cinco títulos mundiales, tres de la categoría reina, aparece Jorge Lorenzo, inmenso, poderoso, con el mejor contrato de todo el paddock, en la más que millonaria y popularísima Ducati, protegido, protegida por la no menos poderosa Audi. Lorenzo, que tiene el reto, provocador, tremendo, de arrebatarle el título mundial a Honda para, como hizo el australiano Casey Stoner y no pudo Valentino Rossi (ese sí es un desafío para Lorenzo), devolverlo a las vitrinas de la fábrica de Borgo Panigale.

Es la vida de dos mallorquines que tienen cautivado, entre otros, al mundo de las dos ruedas. Mir reconoce que no todas las carreras van a ser "tan limpias" como la de Catar, pero sí sabe que todas, todas, serán tan disputadas como esa, en la que hasta doce pilotos estuvieron, durante la diez primeras vueltas, metidos en el mismo segundo. "Yo iré a la mía, al menos en estas primeras carreras. No todo va a salir como en Catar, pero estoy en el equipo ideal, tengo la moto perfecta y me encuentro muy a gusto. Solo necesito que me respeten las lesiones y que las caídas no arruinen, o disminuyan, nuestra ilusión".

Lorenzo sabe dónde está mejor que nadie. Lorenzo sabe que el salto de la suave y dulce Yamaha a la agresiva y dura Ducati no iba a ser fácil. "Me gusta y reconforta que Andrea Dovizioso pelease por la victoria hasta la última vuelta con Maverick Viñales, pues eso demuestra que nuestra Ducati es muy competitiva. Pero, claro, ´Dovi´ lleva cinco años en esta casa y yo acabo de llegar, encima con un estilo de pilotaje muy distinto al que requiere esta bestia".

Lorenzo, 11º en su primer gran premio con Ducati, sabe que debe mejorar. "No estoy tan mal como refleja ese resultado, ni mucho menos. Las condiciones en las que se disputó el gran premio no me ayudaron en absoluto, pero acabamos, sumamos puntos y cogí mucha experiencia. Está claro, no me engaño, que no fue el debut soñado".

Ya lo dijeron Valentino Rossi, Marc Márquez y el propio Viñales, a Lorenzo le costará hacerse con los mandos de la Ducati, una moto muy especial, diferente. "No sé si lo veo peleando por el título pero, desde luego, pronto estará delante y, sobre todo, en determinados circuitos, podrá ganar", dice Márquez. Claro que Catar, como demostró ´Dovi´, era uno de esos trazados propicios para la moto italiana. "Lo era, sí, pero yo ahora estoy más pendiente de mí, de saber qué y cómo he de adaptar mi pilotaje a la ´Desmosedici´ y, luego, cuando ya la haya hecho mía, cuando sea yo quien pilota y no ella quien me lleva, pensaré en conquistas mayores".

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