Todas las semanas el Real Mallorca va repartiendo culpas y responsabilidades, pero que nadie espere un ápice de autocrítica. Javier Olaizola se ha convencido de que dirige a un especie de equipo maldito, un grupo que rebosa talento pero al que todo se le pone en contra para evitar que triunfe. Nada más lejos de la realidad. Sus futbolistas empezaron a despedirse del triunfo poco después de adelantarse en el marcador, cuando decidieron esconderse bajo tierra esperando que el tiempo pasara y el UCAM no incordiara demasiado. Algún purista dirá que los puntos volaron incluso antes, cuando el técnico renunció a sus principios y apostó por conservar en lugar de por arriesgar. No hubo penalti. Ni tampoco la más mínima ambición.
En línea ascendente
La cosa está realmente mal cuando cada semana el Mallorca clava un nuevo clavo en su ataud y el entrenador proclama que el equipo está en una línea ascendente. Olaizola parece muy descolocado. Los golpes de pecho y las continuas expresiones de exaltación mallorquinista no valen para explicar por qué el equipo solo ha sumado diez puntos de 33 bajo su dirección. La cofradía de la Botella Medio Llena tendría que empezar a reparar en una cifra antes de seguir regalando todo tipo de excusas y justificaciones a estos futbolistas: seis. Es el número de victorias que lleva el Mallorca en 28 jornadas, una estadística bochornosa que debería hacer agachar la cabeza a más de uno, empezando por el arquitecto del proyecto.
Tino martínez
El sentido común se da de bruces contra el Real Mallorca, así que esta pasada semana Maheta Molango respondió a la debacle contra el Tenerife despidiendo a dos trabajadores ajenos a la parcela deportiva. Su ya exdirector de Comunicación, Tino Martínez, nunca llegó a encajar porque el consejero delegado siempre estuvo más interesado en hacer propaganda que en comunicar. Martínez hizo lo que pudo para complacer a un jefe obsesionado con las filtraciones y las críticas hacia su figura, pero de nada le sirvió. El club se ha desprendido de dos personas que cumplían con un cometido, pero sigue intacta la nómina de embajadores y ojeadores a 45.000 euros por cabeza. Sigan.
Talens, el renovador
La renovación para Juajo Talens y su directiva consiste en guardar bajo siete llaves las irregularidades contables de su predecesor. Es escandaloso que quien quiso la poltrona de la Federación balear de baloncesto prometiendo que iba a abrir las ventanas las cierre de golpe al tener evidencias de que en la etapa de Estarellas se produjeron operaciones injustificadas. Todo está en una auditoría que el propio Talens encargó y que ahora ha arrojado a la chimenea. Quien dirigió la Federación durante un cuarto de siglo podrá dormir tranquilo porque un velo de silencio lo va a cubrir todo. Enhorabuena a Estarellas y a quienes llevan años riéndole las gracias.
Abandono municipal
La tradicional dejadez de los gestores municipales respecto a las instalaciones deportivas de Palma ha alcanzado su máxima expresión en las piscinas exteriores de Son Hugo, que cerrarán al público en verano -sí, en verano- al existir "un riesgo de derrumbe de toda la estructura". Esta vez el actual equipo de gobierno de Cort puede culpar a sus predecesores, que no contentos con no hacer nada para resolver el colapso de usuarios en las piscinas, las abandonaron a su suerte.
Una iniciativa exitosa
El enorme éxito de la Cursa Palmadona demuestra que hacen falta más iniciativas como esta. Eso sí, se echaron de menos más voluntarios y un recorrido mejor delimitado.
