Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis: Víctimas de la burocracia, por Ricard Cabot

Los usuarios de Son Hugo tienen un problema. Y de los gordos, con la clausura de la piscina descubierta el próximo verano. Los eternos problemas presupuestarios y la infinita burocracia impedirán que esta emblemática instalación se abra al público en los meses más críticos, en periodo vacacional y cuando el calor aprieta. El informe técnico sobre las deficiencias está redactado desde el final del verano pasado, pero todo el papeleo requiere su tiempo, que no es poco. A diferencia de épocas no tan lejanas, ahora se quieren hacer las cosas bien, sin saltarse ninguno de los pasos -requisitos- que han de conducir a volver a disfrutar de una piscina en condiciones. Tan mal están las cosas que se ha tenido que recurrir al fondo de la Llei de Capitalidat para afrontar las importantes obras a realizar y, sobre todo, para frenar la sangría que supone la pérdida de catorce mil litros diarios de agua.

El problema que se crea ahora es dónde nadarán los habituales de Son Hugo. Se están buscando soluciones, pero no será fácil. Lo más lógico es pensar en la piscina de 50 metros del Palau de Son Moix, pero, además de saturada, está dividida para el uso de diferentes escuelas. La del Príncipes está destinada solo a los nadadores del Centre de Tecnificació, por lo que también parece descartada. Queda la privada de la Colònia de Sant Jordi, accesible para unos pocos, por ejemplo para Melani Costa, a la que se la ha visto estos días en esta localidad.

Lo más sorprendente de toda esta desagradable historia es que Son Hugo no tiene ni 20 años de vida. Estrenada con motivo de la Universiada en 1999, se ha convertido con el paso del tiempo en una instalación imprescindible para los miles de usuarios que la utilizan de forma permanente. Deberán armarse de paciencia. No queda otra.

Compartir el artículo

stats