El Atlético Baleares sumó su primer punto del 2017 pero sigue sin ganar desde el pasado 6 de noviembre. El empate podría sonar a muy poco botín si no se ha visto el partido. Y si además se le cuenta al seguidor blanquiazul que a su equipo se le anula un gol totalmente válido en el minuto 90, podría pensar que la injusticia aterrizó ayer en Son Malferit. Pero la realidad del partido -marcador aparte- fue diametralmente distinta a la que un titular facilón pueda entrever.

Y es que el filial del Levante, al que su desastrosa pegada lo condena a estar en los lugares de descenso, fue mejor que el cuadro anfitrión. Incluso en la segunda parte llegó a avasallar por momentos a un once blanquiazul desnortado, sin centro del campo y al que su pareja de centrales -en especial Vallori, inmenso en el partido de ayer- un fajador Kike López -hizo más kilómetros que nadie- y Aulestia con sus paradas posibilitó que el estreno del 2017 fuese todavía más negativo para un Baleares que sigue igual que en el 2016.

El primer acto presentó un guión de partido muy similar al de anteriores confrontaciones. De salida, mostró sus credenciales el once de Ziege a balón parado. Pero el zapatazo de Vallori no acabó al fondo de las mallas por bien poco. La respuesta granota llegó tras una contra fulgurante de Manu Viana por su costado izquierdo, dejando en evidencia a Kike López, que volvió a jugar de carrilero diestro. Su disparo, duro y cruzado, fue repelido por Aulestia. Todo ello, en los primeros ocho minutos de partido. Después vino el black out de cada partido, sin nada trascendente que contar durante muchos minutos.

A partir de este punto, ambos equipos despertaron. Y aunque fuese a cuentagotas, crearon opciones para batir el marco contrario. Joel primero y Ribes después las tuvieron para adelantar a los valencianos en el marcador. Del Baleares, sin noticias en ataque, llegando al intermedio con todo por resolver, aunque la imagen de los locales distaba mucho de la de un once dominante que se enfrentaba al vicecolista.

El paso por vestuarios no solo no mejoró las cosas, sino que las empeoró para el cuadro local. Los granotas, mucho más enchufados que los blanquiazules, tuvieron por momentos contra las cuerdas a los de Christian Ziege.

El Baleares seguía plano en la medular. Con la entrada de Cristeto en cancha, al menos el criterio apareció sobre el campo. Y un pase medido de Francesc Fullana sobre Xisco Hernández hizo posible el milagro. El atacante blanquiazul cruzó sobre la salida de Dani Sotres, y el 1 a 0 llegaba en el 86. Pero el partido no se cerró. Una pena máxima cometida tres minutos después del 1-0 por Malik fue transformada por el juvenil Pepelu en gol. Con tablas en el electrónico, llegó el cabezazo de Vallori, que así obraba de nuevo el milagro. Pero el colegiado destrozó su buena actuación señalando un inexistente fuera de juego al central mallorquín. Al final tablas en Son Malferit.