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Minuto 91

Al límite de lo admisible

Menudo varapalo el sufrido ayer por el Mallorca de Fernando Vázquez, goleado en su feudo por...

Vázquez se aferra al cargo que otros le pueden quitar. B. Ramon

Menudo varapalo el sufrido ayer por el Mallorca de Fernando Vázquez, goleado en su feudo por un Valladolid que acumulaba tres partidos sin ganar y que llegó a Son Moix como lo han hecho muchos equipos, a esperar su oportunidad para llevarse los tres puntos. Lo visto ayer sobre el césped ha colmado la paciencia de una afición que despidió al equipo con una pañolada. Debería también agotar también la confianza de la directiva en el técnico gallego, quien parece ser el único que cree en las posibilidades de sus hombres en esta Liga 1/2/3. Hasta los jugadores confiesan -véase Lekic esta semana en Diario de Mallorca- que el técnico confía más que los futbolistas en lo que pueden dar de sí. Está claro que el objetivo de este Mallorca no puede ser el ascenso, pero tal vez ocurra que si no se toman decisiones más o menos rápidas nos encontremos con una situación agónica que nos sitúe, como estamos ahora mismo, al borde del descenso a Segunda B. Vázquez no parece dispuesto a arrojar la toalla y deja la decisión en manos de otros.

Un equipo que no se adapta a la categoría. Lleva el Mallorca cuatro años deambulando por esta Segunda División y pese al sello que da venir de 16 temporadas consecutivas en Primera, el equipo no demuestra su sello de grande. Al contrario, se maneja peor en los partidos que conjuntos recién ascendidos, como pueden ser el Reus o el Sevilla Atlético, por citar solo dos ejemplos. Ni siquiera la fórmula de recurrir a técnicos que han ascendido con sus equipos a Primera da resultado. Aquí han fracasado Oltra, Albert Ferrer, y está fracasando Fernando Vázquez. Habrá que analizar si solo es cuestión del técnico o hay algo más para explicar el porqué de este continuado sufrir en la categoría de plata.

Los futbolistas y hacienda. Si hay un deporte insolidario y que hace todo lo posible para eludir sus responsabilidades tributarias éste es el fútbol. Y no estoy refiriéndome, claro está, al fútbol modesto, sino al de las figuras megamillonarias. Los Ronaldo, Messi, Mascherano, Neymar, y un largo etcétera están rodeados de asesores que les buscan las fórmulas más inverosímiles, y de dudosa legalidad, para eludir el pago de impuestos por su actividad, especialmente cuando se trata de los contratos de imagen, que son los que sostienen las grandes cifras que perciben. Los aficionados no deberían tener ningún tipo de condescendencia ni sentir ninguna lástima cuando, y no son muchas las veces, que se les encuentra protagonizando actuaciones irregulares con el fisco y se les multa. Otro apartado es el de la bula que han tenido, y tienen, los grandes clubes, empezando por los de Primera División, a la hora de demorarse en sus obligaciones tributarias, y por cantidades nada pequeñas. Un agravio para el ciudadano de a pie que vive atónito estos hechos.

La retirada de un campeón. El anuncio de que Nico Rosberg dejaba la Fórmula uno, solo cinco días después de haberse proclamado campeón del mundo, ha sorprendido al mundo del deporte, pero también tiene su explicación. Rosberg ha culminado su sueño, que no era otro que emular a su padre y lograr el título mundial. Ha sido una hazaña dificultada al máximo por la lucha con su compañero Hamilton. El alemán no tiene ninguna necesidad económica, pues nació en una familia adinerada que le financió su carrera. Logrado su objetivo, ya ha ganado dinero suficiente para su futuro más próximo, por lo que no hay nada que le obligue a jugarse la vida en cada curva, como le sucede a los pilotos de Fórmula 1. Detrás del campeón hay una persona con sentido común.

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