Esta es la historia de una gesta jamás soñada. Ni los más optimistas podrían haber imaginado que el Palma Futsal lograría una goleada tan sonada como la de ayer ante el todopoderoso Movistar Inter (5-0). Los casi cuatro mil orgullosos aficionados asistieron, en un Son Moix a rebosar, a una victoria de las que no dejan indiferente a nadie y que supone mucho más que tres puntos. Ya no solo porque los mallorquines se mantienen como indiscutibles líderes de la Primera División, ya no solo porque sean el único equipo invicto de toda la Liga, sino porque este triunfo representa el éxito de las cosas bien hechas. Desde la humildad, escalando peldaño a peldaño, pero con toda la ambición posible para tocar el cielo. Y quizá ayer los verde pistacho lo alcanzaron.

Porque el Palma, con poco más de seiscientos mil euros de presupuesto, tumbó al vigente campeón de la Liga, que supera los siete millones. Dicen que los madrileños son el mejor equipo del mundo, aunque durante los cuarenta minutos pareció que ese prestigioso calificativo lo deberían ostentar los de Juanito. Porque fueron intensos en defensa, porque supieron sufrir, pero también supieron jugar, sobre todo en la segunda parte, mostrando una enorme pegada, como los grandes, cuando más la necesitaban.

Sería demasiado simplista apelar a la garra para explicar cómo los baleares aplastaron a un rival superior en todos los niveles porque, para hacer todo esto, hay que tener talento, mucho talento, aunque delante tengas a Ricardinho, considerado el mejor del planeta, rodeado de jugadores internacionales con sus respectivas selecciones.

Nadie obliga al Palma Futsal a mantenerse en los más alto de la tabla en la Liga regular, pero después de que ElPozo Murcia y el propio Movistar Inter se hayan ido de la isla sin haber ganado, se alimentan las ilusiones de que esta temporada puede ser memorable. Pero para eso habrá que esperar. Y eso que los de Velasco empezaron mucho más entonados que los isleños, que sufrían demasiado para sacar el balón desde atrás. Un tiro al larguero de Daniel y un chut de Pola que Joselito sacó desde debajo de la portería, cuando Barrón estaba batido, asustaron de lo lindo. Pero el Palma espabiló, empezó a mostrar su verdadera personalidad y descaro y en poco más de un minuto mágico, del siete al ocho, marcó dos goles. El primero lo anotó Chicho tras una magistral acción liderada por Eloy Rojas -qué bueno es este jugador-. Y el segundo llegó por la picardía de Carlitos, que robó el balón y fusiló a un desesperado Jesús Herrero. Esta ventaja dio tranquilidad a los locales y elevó la ansiedad del Movistar Inter, que se mostraba impreciso y precipitado en ataque. Eso sí, Pola envió un balón el palo que podría haber cambiado la dinámica, aunque Paradynski y Vadillo también tuvieron sus opciones.

Los visitantes salieron a por todas en la reanudación, pero el factor Barrón entró en juego. El cordobés volvió a ser decisivo en los momentos clave, como en tantas y tantas ocasiones, como en un tiro de su excompañero Bruno Taffy. Hasta que en el minuto veintiséis, una fantántica jugada de Eloy Rojas provocó el tanto en propia puerta de Taffy. El 3-0 elevó los decibelios del Palau y el Palma Futsal gestionó la ventaja con cabeza, demostrando la madurez que faltó en algún momento d ela pasada temporada y que le puede venir muy bien en esta. El Movistar Inter lo intentó con portero-jugador, pero entre el poste y un Barrón inspiradísmo en numerosas acciones, el marcador se mantuvo. Hasta que en los tres minutos finales llegó el delirio, con el tanto del capitán Vadillo y el de Tomaz, desde su propia área, para rubricar la histórica goleada. Esta ´manita´ es inolvidable para los aficionados del Palma Futsal, pero da la impresión de que esto solo acaba de empezar.