Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

Parar la hemorragia

Parar la hemorragia

Valentino Rossi volvió a hacer magia: de sexto el sábado a líder en la novena vuelta. El piloto mallorquín Jorge Lorenzo, el actual tricampeón, el pilotazo que pelea a cara de perro con el Doctor, se estrelló por la mañana y, en cuanto vio a la doctora Teresa Sola, quien mima su espalda, y le dijo "¡es este mono, Jorge, tíralo y estrena uno!", se lo cambió y ¡zas! casi gana. Bueno, ganó a Rossi, gloria bendita para el tiburón. A Dani Pedrosa, el cuarto magnífico resucitado en Misano, le traicionó el neumático Michelin delantero. ¡Tenían que haberlo visto! Hecho trizas estaba.

Pero, miren por dónde, Marc Márquez, el niño que arrasó en su primer año en MotoGP (2013), que ganó 13 de las 18 carreras del 2014 (su segunda coronación) y que, el año pasado, perdió el Mundial por querer correr demasiado cuando no debía (se cayó cuando tenía tres segundos puestos, 60 puntos, en la mano), no necesitó ayer magia, ni doctora que le aconsejase, ni neumático (por suerte) que le boicotease su plan perfecto: ganar en el Gran Premio de Aragón y viajar al triplete asiático convencido de que regresará al continente europeo como tricampeón.

Ya ha empatado con Mick Doohan (54 victorias), ya es quien más ha ganado este año (Argentina, Austin, Alemania y Aragón), ya huele a tricampeón. "Valentino estaba cogiendo demasiada moral. Cierto, eran pocos puntos los que me había restado, pero ese gota a gota podía animarle a pensar que ya me tenía", comentó Márquez con soltura. Dos puntos en Austria, cuatro en Brno, tres en Inglaterra, siete en Misano?"Había que parar, de golpe, y con un golpe, esa hemorragia. Era un goteo que se había producido desde que volvimos de vacaciones".

En diez vueltas, Márquez paró el goteo y, encima, Jorge Lorenzo acabó segundo, haciendo que a Valentino Rossi ya no le sirviesen ni las tiritas. Vuelve a estar herido. Los 69.714 espectadores que acudieron a Motorland eran del líder de Honda. Y, pronto, celebrarán una nueva corona, enorme, grandiosa, del joven de Cervera (Lleida). "No tan pronto. ¿Japón?, no, no creo que sea en Japón. Si ganase allí el título, sería una lotería. Me gusta Phillip Island. O Malasia, donde no he ganado título alguno en mi carrera".

"Ni pienso precipitarme", asegura el piloto de Cervera, Marc Márquez. "No correré más de la cuenta. No hay que ser ansioso. Todo llegará. No siempre se puede ganar como lo acaba de hacer el piloto Brad Binder en Moto3, este joven piloto surafricano, al que felicito, porque ha sido campeón a cuatro carreras del final y con 100 puntos en juego".

Márquez tiene razón. El Gran Premio de Japón sería más que un milagro, por más que le encante el karaoke de Mito para celebrar el título de campeón. Ha de ganar en Motegi, que el piloto mallorquín Jorge Lorenzo sea cuarto y Rossi, décimo cuarto. Imposible. Tan imposible como que Marc Márquez perdiese en el Gran Premio de Aragón. Palabra de Valentino Rossi. Hoy, herido.

Compartir el artículo

stats