Mavi García y su infinita capacidad para ganar carreras del calendario nacional son un regalo de lujo para el ciclismo mallorquín. Una auténtica bendición, pese a sus 32 años de edad y que lleve apenas año y medio dando pedales en serio. Su aportación se presenta impagable para un deporte con déficit de féminas en las islas, especialmente en las categorías de edad, y que no disponía de un referente tan sólido desde la jubilación profesional de la campeona Marga Fullana.

Y es que la estrella del equipo Bizkaia-Durango volvió a ofrecer ayer una exhibición de su poderío, imponiéndose con más de dos minutos de ventaja en la octava y penúltima clásica puntuable para la Copa de España de féminas, la XII edición de la 'Villabona-Zizurkil Sari Nagusia', disputada por carreteras de Guipúzcoa.

Una prueba de 90 kilómetros de recorrido y el paso en 9 ocasiones por el puerto de Zizurkil, de los que ocho fueron puntuables para un premio de la montaña que Mavi García se apuntó puntuando primera hasta en siete ocasiones. Una importante cosecha que le permitió colocárse también líder de esa clasificación en la Copa.

Rodando a una velocidad media de 36.42 kilómetros por hora, sobre un exigente recorrido, Mavi García se presentó en meta con una ventaja de hasta 02:03 minutos sobre la segunda, la chilena Paola Andrea Múñoz, del equipo Xirayas de San Luis.

La líder de la Copa de España, la austriaca Anna Kiesenhoger, concluyó quinta y vio como Mavi García queda ahora como seria amenaza a su posible triunfo, antes de la disputa de la novena y última prueba puntuable, el Trofeo Ría de Marín, de Pontevedra, programado para el 6 de agosto.

Además de imponerse en el premio de la montaña y ganar la carrera, que lanzó de lejos la júnior mallorquina Iurani Blanco, Mavi García fue la que más puntos sumó en las metas volantes y su aportación resultó clave para que el Bizkaia-Durango finalizase como el mejor equipo de la prueba. Todo un festival a cargo de la mejor ciclista española del momento y sin plaza para los Juegos Olímpicos de Río, por unos criterios que atienden, y premian, antes al pasado que al presente.