Sandra Hernández, única jugadora de pádel profesional de Balears, vive la discriminación que sufren las mujeres en su deporte a mayor escala. "Chicos y chicas competimos en el World Padel Tour, pero ellos cobran hasta cuatro veces más. Por ejemplo, el campeón masculino de una prueba Open puede llevarse ocho mil euros. Si es una mujer, solo dos mil", cuenta la jugadora mallorquina.
Hernández considera que en los últimos años se han producido algunos avances que han acortado las distancias entre hombres y mujeres, pero los califica de "insuficientes". Recuerda que desde este año las televisiones retransmiten dos partidos de mujeres en 'streaming' a partir de cuartos de final, pero "en el caso de los hombres los televisan todos desde octavos y algunos de dieciseisavos".
La mallorquina subraya que en estas circunstancias no puede vivir del pádel. "Si caigo eliminada en cuartos de final igual me pagan 400 euros. Tengo el patrocinico de Air Europa que me da para costearme los viajes, pero sobrevivo a base de dar clases. De lo que gano en los torneos sería imposible", lamenta.
Hernández critica que otro foco de desigualdad es el número de torneos que juegan ellos y ellas. "Los chicos pueden jugar trece o catorce por año, nosotras solo siete u ocho. Y claro, eso son más ingresos para ellos. Es verdad que cada temporada nos ponen algún torneo más en el calendario. Son pequeños pasos hacia adelante, pero seguimos muy por detrás de ellos", afirma.
Sandra Hernández no es la única que alza la voz contra la discriminación que sufren las mujeres. También lo hace Esther Lasheras, compañera de la mallorquina en el circuito mundial que en marzo reflejó en su blog su desencanto: "Queridos padres: animad a que vuestras hijas hagan deporte y se diviertan, pero no alimentéis la idea de ir más allá. De verdad, no merece la pena. Que estudien y que trabajen lejos de este mundillo que no va a valorar su esfuerzo y dedicación (...). Ni el tiempo, ni el sacrificio, ni la ilusión. Porque es ilusión lo que va faltando en muchas jugadoras".
