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La mejor defensa

La mejor defensa

e Gea pidió saltar al campo con la chichonera de Cech, para protegerse del estupor que causaba su alineación. O el escándalo no es tan grave, o Casillas se encuentra todavía más bajo de forma de lo que sospechamos. Las feministas españolas apoyaban a la República Checa. Acertaban porque los solícitos checos, un pueblo raro, se solidarizaron con la peliaguda situación vivida por el guardameta español. No le dispararon con saña hasta el minuto 45, cuando ya había tenido tiempo de aclimatarse y por fin podía concentrarse en el partido. Volvería a intervenir en el 57, recostado sobre el césped como si fuera un lecho de rosas. (¿Es la mejor comparación que se le ha ocurrido?)

Podemos hablar del partido en sí, salvo que carece de emoción. Clasificarse en la fase previa de la Eurocopa es más sencillo que abrir una cuenta en Panamá. Con dos plazas aseguradas por grupo y casi una tercera, pasas a octavos aunque pierdas los tres encuentros. Para no alistarse en las eliminatorias, sería necesario como mínimo que una selección se viera envuelta en un escándalo sexual. En fin, busquemos otro ejemplo.

La primera parte de España fue digna del futuro campeón de Europa. Desde el primer minuto, hasta Piqué parecía español. La selección debió llegar al descanso con un gol de ventaja, pero en los minutos 15 y 28 remataba Morata. En cuanto a Nolito, corría. Permanecía la inspiración del Barça de Guardiola, pero atemperada por el fútbol percutivo de Simeone. El tiki taka bang bang.

Cada vez me cuesta más distinguir a Del Bosque de Rajoy, aunque puede tratarse de un efecto óptico por el acorchamiento de ambos. La semblanza se concentra en la fisonomía, pero el presidente del Gobierno también hubiera alineado a De Gea para ahorrarse quebraderos de cabeza. Baste recordar la pasividad presidencial, cuando la corrupción recalaba en su partido o su Gobierno. España tiene un seleccionador en funciones, consciente de su caducidad pero encantado a estas horas de cosechar reconocimientos por glorias pretéritas.

La hipótesis más peligrosa para España radica en que Del Bosque carezca de autonomía para reemplazar a De Gea. A la hora de juego, el portero del Manchester United exteriorizaba su falta de concentración. El guardameta es la pieza más sensible psicológicamente de un equipo. Por fortuna para el portero, su equipo había perdido la batuta durante la segunda mitad. No desentonaba.

La hegemonía inicial había dado paso tras el descanso a un monólogo mal ensayado. Sirvan como ejemplo los extraños jeribeques de Piqué en el minuto 58, jugueteando con el balón en el área propia, entre los escualos rivales. Este artículo perdería una parte de su brillo si no reconociera que los momentos fulgurantes del encuentro llevaban la firma de Iniesta. En vez de desgastarse, enriquece su juego, tal vez dedica menos tiempo a las actividades placenteras que algunos profesionales del balón. El barcelonista engrandece tanto a sus compañeros, que su físico de humilde contable pasa desapercibido.

El desenlace era inevitable. Iniesta tramitó un pase de autor, y el líder Piqué le engastó un cabezazo repleto de furia cimarrona. Al margen de su desarrollo, un gol en funciones. España marcó la diferencia mínima entre la ansiedad y la celebración, mejor que no la encarguen a De Gea. Si obtienes un gol en esta generosa Eurocopa, asciendes directamente a semifinales.

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