No fallar y cumplir es un requisito indispensable para triunfar en los grandes retos deportivos. Atacar y resistir acostumbra a resultar decisivo y necesario. Y todo eso influyó, y se convirtió en determinante, en la victoria ayer de Duna de Llevant y Toni Frontera en la 83 edición del 'Gran Premi Nacional' del Hipòdrom Son Pardo. Un enorme triunfo que representa el quinto, y tercero consecutivo, como conductor del profesional de Son Ferriol en la clásica y el sexto como entrenador.

Una victoria, rodando a 1:16'7, que Duna de Llevant se apuntó por milímetros, acosada hasta la línea de meta por Dimoni des Llorer, lanzado por Joan Fluxá, quien lamentó haber retrasado en exceso el cubrir los ojos de su caballo. La tercera posición quedó en manos del popular Deco SAS, con Guillem Andreu, después de haber parecido en contrameta que se encontraba en disposición de remontar y luchar por algo más.

Dream de Font, el gran favorito al triunfo y principal derrotado en la clásica, se tuvo que conformar con finalizar sexto. Pagando en exceso el enorme esfuerzo que tuvo que realizar para llegar a la par de Duna de Llevant, en cabeza, cuando la carrera rodaba un promedio 1:15'2 minutos.

La preparación de Toni Frontera, cuyos efectos acostumbran a resultar devastadores para sus rivales, transformó en esta ocasión a la nueva campeona nacional, que hasta ayer se había distinguido como una segundona, por su facilidad para acumular segundas posiciones, con 6 en 10 carreras. Sin embargo, en esta ocasión 'la presidenta', por su relación especial con Joan Llabata, ejerció de dueña y señora de la situación, para terminar coronándose como la reina de su promoción.

Duna de Llevant salió a por todas desde un principio, quedando por el exterior, en tercera y cuarta plaza, hasta que superados los primeros 650 metros se colocó en cabeza de carrera, por delante de Didal Allés. Remontando a por todas, atacando, en un largo tramo que se superó a 1:12'9.

Ya en cabeza, Duna de Llevant contuvo la ofensiva estéril de Drem de Font, Se destacó en la recta del tren, marcó diferencias en la última curva y resistió el asedio de Dimoni des Llorer en el tramo final de la recta de meta. Sufriendo hasta el último aliento, pero con los espejos de sus cucales al aire.