El Ejecutivo nipón ordenó hoy al Comité Olímpico de Japón (COJ) y al Gobierno Metropolitano de Tokio llevar a cabo una investigación sobre los supuestos sobornos realizados para apoyar la candidatura tokiota para los Juegos Olímpicos de 2020.

El primer ministro nipón, Shinzo Abe, afirmó hoy que la información que aporten el COJ y el Gobierno tokiota "permitirá determinar los hechos con la mayor rapidez posible", en declaraciones recogidas por la agencia nipona Kyodo.

En la misma línea, el ministro nipón de Deportes, Hiroshi Hase, afirmó que las autoridades niponas "cooperarán plenamente" con la justicia francesa, que está investigando los supuestos sobornos, y añadió que Tokio desea "un profundo análisis" del caso.

"Nuestra intención fue siempre llevar a cabo una candidatura absolutamente limpia. No tengo ninguna duda sobre ello", añadió Hase al ser preguntado en rueda de prensa sobre las supuestas transacciones que habrían favorecido la elección de Tokio como sede olímpica para 2020.

En la víspera, la fiscalía francesa confirmó que ha abierto una investigación sobre unos pagos por valor de unos 2 millones de dólares (1,76 millones de euros) presuntamente realizados por la organización de Tokio 2020 o entidades próximas a ésta hacia una cuenta opaca vinculada al Comité Olímpico Internacional.

Las autoridades francesas encargadas de crímenes financieros sospechan que pueda haber delitos de "corrupción y lavado de dinero" en estas transacciones, realizadas desde un banco japonés entre julio y octubre de 2013.

La cuenta beneficiaria pertenecía a la compañía Black Tidings, vinculada a Papa Massata Diack, hijo del expresidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, de sus siglas en inglés), Lamine Diack, según reveló el diario británico 'The Guardian'.

Un informe comisionado por la Agencia Mundial Antidopaje el pasado mes de enero demostró que Diack y sus hijos, Papa Massata y Khalil, trabajaron, junto al abogado Habib Cissé, como consultores de mercadotecnia para la IAAF.

Diack, miembro de Comité Olímpico Internacional (COI) entre 1999 y 2013, dimitió en 2014 como máximo responsable de la IAAF tras el escándalo por haber aceptado sobornos de la federación rusa de atletismo para encubrir los resultados positivos en test de dopajes a algunos de sus atletas.