Alguien se lo tiene que hacer mirar. Y es que no es de recibo que a una seria candidata al podio del 'Gran Premi Nacional', como es el caso de Dafi RS, se la presente a competir 21 antes de la clásica "con molestias en un menudillo", según admitió ayer su propietario y criador, Rosen Slavchev.

Confesión que realizó minutos antes de que su prometedora potra arrancase al galope tras el autostart del 'Premi Socio B' del Hipòdrom Son Pardo y, tras una notable remontada, terminase distanciada, por trote irregular en meta, cuando finalizaba en tercera posición. Todo eso tras haber mostrado previamente claros síntomas de tener un mal día y algo más. Primero con su negativa a abandonar la zona de cuadras, después al resistirse a entrar en el recinto del peso y finalmente mostrarse incapaz de coordinar correctamente su paso en los prolegómenos de la carrera.

Todo un calvario que provocó que la yegua que conducía por segunda vez Guillem Andreu, todo un lujo para el ridículo programa de ayer de Son Pardo, acabase mostrando su peor imagen y dejando muchas dudas sobre su verdadero nivel y posibilidades ante la gran prueba que debe disputar el 22 de mayo.

Nada que ver con lo que ocurrió con De Blai, el potro que entrenna y conduce Toni Frontera. Un elemento que ganó 'de largo' el 'Premi Socio B' rodando a 1:18'0 sobre 2.150 metros, tras completar el último kilómetro a un promedio kilométrico de 1:16'7 minutos. Un caballo que el próximo sábado partirá como favorito y será el rival a batir en la prueba de clasificación para la segunda línea de salida del 'Gran Premi'.

Didal Allés falló

Para eso, De Blai se instaló a la estela de Didal Allés, el caballo que dirige Tomeu Llobet y que lanzó la carrera superando sus primeros 650 metros a una media de 1:17'2 minutos, antes de desunirse y galopar, un tranco, a 500 metros de meta, permitiendo que De Blai encontrase vía libre en su camino hacia la victoria, tras colarse por el interior al potro propiedad de Antonio Broglia, que terminó segundo, rodando a 1:19'0. Mientras la tercera plaza la heredó un Dodi, con Joan Bauzá, que se mostró poco competitivo.