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Análisis

Agostini ya tiembla

Admiración absoluta, total. Rendición de pleitesía ante un deportista que, a los 37 años, es capaz de seguir ganando y peleándose con los jóvenes valores de su deporte y, no solo eso, sino con auténticos campeones. También ayer, sí, al concluir la conferencia de prensa de su novena victoria en Jerez, de su triunfo 113, de su podio 213 en 334 carreras, le preguntaron a Valentino Rossi qué le mantenía vivo, qué le impedía prejubilarse, qué le hacía creer que aún puede ser campeón del mundo. "La pasión, el amor a este deporte y, sobre todo, sí, eso, sobre todo, la motivación". Rossi no habla del físico. Es más, él siempre ha hecho creer a sus adversarios (los hubo que se lo creyeron ciegamente como Max Biaggi o Sete Gibernau) que no se entrenaba, que solo iba de fiesta. Y era, es, el que más se entrena ¡vaya que sí! Con risas, divirtiéndose, con los suyos, en su rancho de Tavullia, pero se machaca más que nadie. O como nadie. "¿Has visto cómo he ganado? ¿Lo has visto, eh, lo has visto?", le decía graciosamente a Izaskun Ruiz, de Movistar TV, detrás del podio. "En la Catedral", dijo en perfecto castellano, "he ganado en la Catedral y a los españoles. Y cómo los he ganado, de principio a fin, siendo líder todas las vueltas". Y, en efecto, en una carrera lenta, calurosa, en un trazado retorcido, con poca recta, el Doctor estuvo magistral. Allí, ante la mirada del mítico Giacomo Agostini, que hace un par de años le pidió a Marc Márquez que hiciese lo que pudiera para frenar la colección de victorias de su compatriota ("se está acercando peligrosamente a mis 122 triunfos y solo tú puedes evitar que me supere"), Rossi ha conseguido colocarse a nueve victorias de la mítica cifra récord de Ago, que insiste, aunque pocos lo consideran, que suma 123 "porque me birlaron una de 750cc que es válida".

Curiosamente, hay un hecho muy gracioso en esta historia. Nadie, absolutamente nadie, en Italia habla de este tema. Es más, ayer, en el circuito andaluz, estaban Rossi y Ago, que posee un espectacular cortijo en Jerez, y nadie quiso preguntarles sobre el particular. Agostini porque teme acabar perdiendo y el Doctor porque ha pedido a los periodistas (y todos le obedecen, claro) que no saquen el tema "porque trae mala suerte". Así que cuando el periodista de Tele5 le preguntó, Rossi contestó con evasivas, perdón, ni contestó. No se habla y, dicen, que piensan poco en ese récord. No por los 37 años de Rossi. No porque no tenga tiempo de alcanzar las 112 (o 123) victorias, pues acaba de renovar por Yamaha hasta diciembre del 2018, sino porque la victoria de ayer en Jerez es la octava de Rossi en los últimos tres años. En esos mismos años y Mundiales, Márquez ha sumado 26 triunfos y dos títulos y Lorenzo, 18 y un título. La Honda de Márquez tiene cosas que arreglar y Lorenzo se irá el año que viene a Ducati, que ayer falló más que una escopeta de feria, pero Rossi sabe que tiene más fácil el podio que la victoria, aunque ayer sonara como la filarmónica de Viena. O Berlín, vamos.

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