Esta es la historia de una gesta que ya es leyenda en el deporte mallorquín. Y de un equipo formado por héroes que demostraron que nada es imposible, por mucho que el adversario sea un monstruo con un presupuesto doce veces superior. El Palma Futsal se metió anoche en la final de la Copa del Rey al destrozar al todopoderoso Barcelona en un memorable encuentro en un Son Moix abarrotado por 3.800 personas (4-3). No necesitaba ganar para clasificarse por la corta renta de 1-2 del lejano partido de ida, pero los de Juanito quisieron dejar claro que era su momento y que no lo iban a dejar escapar. En la final de Sevilla espera otro gigante, el ElPozo Murcia de Miguelín, pero si en cuartos de final apearon al Movistar Inter de Ricardinho y en estas semifinales al Barcelona, está claro que este equipo no tiene límites.

Era difícil empezar mejor el encuentro. El Palma Futsal salió con el cuchillo entre los dientes, tal y como demostraron Sergio, Taffy y hasta Vadillo, de vaselina, con sus respectivos tiros. Y Nico Sarmiento también demostró estar activado con una buena parada ante el chut de Dyego. Todo eso fue la antesala del tanto de Pizarro. Como ya pasó en la ida en el Palau Blaugrana, el madrileño lanzó un obús en una falta que atravesó la portería de Paco Sedano. La pena es que la alegría duró poco porque un minuto después, en el cinco, Tolrà empató con un tiro seco. Los isleños lo pasaron mal durante ese tramo, quizá el peor de todo el choque, pero resistieron las ofensivas de Wilde, Lin y compañía. Los de Juanito se entonaron y se dieron cuenta que podían seguir haciendo daño, siempre con un enorme sacrificio defensivo, pero con las internadas de un magistral Bruno Taffy. El brasileño, una vez más, dejó muestras de su enorme talento, pero sus chuts se estrellaban en el reciente campeón de Europa con España, Paco Sedano. Hasta que Sergio y el propio Taffy se inventaron un gol de campanillas. El ala regateó a sus rivales en apenas una baldosa y sirvió un pase que el pívot culminó con un fuerte disparo. Los locales no se conformaron y quisieron más, pero el portero del Barcelona se exhibió. De hecho, los catalanes solo volvieron a asustar con una falta de Aicardo que Tomaz sacó bajo los palos con Nico Sarmiento ya batido.

En la reanudación el Palma Futsal demostró que está llamado a protagonizar grandes hazañas. Se siente cómodo. Por mucho que su adversario estuviera plagado de internacionales, los mallorquines se agigantaron. Con el capitán Vadillo como líder, los baleares ampliaron la diferencia con un tiro de falta del andaluz en el minuto 25. Y Taffy estrelló un tiro al palo poco después.

Al Barcelona no le quedó otra que ir a la desesperada con el portero-jugador. Pero la intensidad defensiva de los isleños, jaleados por un público animado, y los enormes reflejos de Nico Sarmiento, les desquiciaba. Tolrà recortó distancias y asustó Son Moix, pero en una formidable acción del meta argentino se encarriló el pase. Realizó una gran parada a un tiro de Batería y el rechace le quedó a Joao, que desde su propia área marcó aprovechando que no había guardameta. El 4-2 a cuatro minutos del final se antojaba como la renta perfecta, sobre todo si en la portería Nico Sarmiento se mostraba tan entonado. Wilde marcó el 4-3 definitivo, pero la gloria ya era del Palma Futsal. Esto solo acaba de empezar.