Rafel Nadal pudo comprobar el pasado sábado en Doha que le espera otro año complicado. Al menos en cuanto a la posibilidad de conquistar títulos de importancia. Y esto es así porque delante tuvo y tendrá a un tenista de otra dimensión, Novak Djokovic, que prolonga sin fecha de caducidad su impresionante estado de forma. Da la sensación, cada vez que se viste de corto, que es un tenista imbatible. Domina los partidos cómo y cuándo quiere, y ante cualquier rival. Solo seis derrotas encajó el pasado año, en un ejercicio casi perfecto, solo oscurecido por la final perdida de Roland Garros, el único grande que falta en su brillante palmarés.

Nadal se ha rendido a la evidencia. El tenista de Manacor, que el sábado disputó la 99 final de su carrera, sabe que si Djokovic no cede en su excelso nivel, tendrá poco que hacer. El número cinco del mundo ha perdido en nueve de sus diez últimos enfrentamientos con el número uno, con la excepción de la final de Roland Garros 2014, el noveno título en París de Nadal. No solo cuenta sus partidos por derrotas ante el serbio, sino que se ha mostrado incapaz de ganarle siquiera un set. Djokovic, dominante ante cualquier rival, parece como si se ensañara cuando delante tiene al que ha sido su gran contrincante en la última década. La final del sábado fue el último ejemplo, un sonrojante 6/1, 6/2 en apenas 73 minutos.

Nadal ha hecho progresos a pasos agigantados en el último año. Ya no es aquel jugador timorato que se hundía al más pequeño contratiempo. Lo que el de Manacor definió como "lesión mental" ha quedado definitivamente atrás. Salvo con Djokovic, planta cara a cualquier rival y se ve capaz de ganar, ya sea a Federer, Murray o Wawrinka al que tenga delante. Con Djokovic todavía no. Está muy lejos de poderle ganar y él lo sabe. Como sabe que si se le puede presentar alguna posibilidad es en los torneos sobre tierra. Nadal se ha marcado como gran objetivo para 2016 la conquista de lo que sería su décimo título en Roland Garros, con lo que daría la temporada por amortizada. Por eso, después de su participación en el Abierto de Australia, el primer grande de la temporada que comienza el próximo día 18, se dirigirá a Rio de Janeiro para disputar su primer torneo sobre tierra. Quiere llegar en forma a la temporada europea sobre arcilla, que como cada año comienza en el mes de abril en Montecarlo.

Quedan meses por delante para que Nadal se vaya poniendo a tono. Ahora mismo, tal y como está el panorama, la única forma de que el ganador de catorce grandes pueda pensar en conquistar títulos es mejorando su nivel y que Djokovic ceda. De lo contrario, el serbio es imbatible.