Gustavo Siviero, al igual que ocurrió en su primera etapa en el Atlético Baleares (temporada 2010-12) llegó primero para sacar al equipo de la zona pantanosa con la Liga ya empezada, y ya en la siguiente temporada, encabezar un ambicioso proyecto que no acabó en ascenso porque en su trayectoria se cruzó el equipo de moda del fútbol español por aquel entonces: el Mirandés de Pablo Infante y compañía.

En este segundo ciclo, la primera parte del guion se repitió de forma casi escrupulosa. Llegó el 26 de enero de este año para relevar a Nico López en el banquillo. Con su presencia, el equipo consiguió salir poco a poco de los lugares de descenso, reflotando el equipo y colocándolo a final del pasado ejercicio en media tabla, con 49 puntos de los cuales 28 están en el haber del propio Siviero, todo ello fruto de 8 victorias (5 como local), 4 empates (1 en casa), y con solo 5 derrotas en su haber (1 de ellas en Son Malferit). Es decir, 28 puntos sumados de los 51 en juego, siendo el porcentaje obtenido del 54 por ciento del premio obtenido.

Pero, esta temporada las cosas no fueron igual. Pese al prometedor arranque -llegaron a ir líderes-, la derrota en casa ante el Cornellà en la cuarta jornada avisaba a los de Siviero que la cosa no iba a ser coser y cantar. Y pese a los triunfos consecutivos frente a Espanyol B y Pobla de Mafumet, las derrotas frente al Hospitalet y Hércules, más el empate en casa ante el Olot, encendieron las primeras alarmas en el club. Con todo, el balsámico 3 a 0 frente al Atlético Levante, lejos de marcar un punto de inflexión del once de Siviero, supuso el principio del fin para el argentino. Aquí, en este partido, se rompió su goleador, Chando Torres. Y a partir de este punto, el Baleares no volvió a conocer la victoria. Una derrota y tres empates -el último de ellos en casa frente al líder, el Reus- acabó con la paciencia del propietario del club, Ingo Volckmann. La suerte ya estaba echada para Siviero y su cuerpo técnico. Octavos en la tabla, con 21 puntos, su balance en estos momentos -sumando el 50 por ciento de los puntos en juego- dictó sentencia. Cinco victorias, cinco empates y cuatro derrotas para un equipo con un presupuesto elevado, para lo que es la categoría, marcaban el camino de salida Siviero y su equipo. Lo de la metodología suena a otra historia.