La épica se vistió anoche de verde para firmar una auténtica gesta. El Palma Futsal asaltó el Palau Blaugrana con una victoria para la historia ante el todopoderoso Barcelona en la ida de la semifinal de la Copa del Rey (1-2). Queda claro que no fue casualidad que ya fuera capaz de tumbar al Movistar Inter en cuartos de final hace quince días porque ayer, por mucho que hubiera un adversario con un presupuesto doce veces mayor, protagonizó el más difícil todavía. La afición del conjunto mallorquín tiene motivos para estar orgullosos de un grupo humilde a la hora de trabajar, pero ambicioso y sacrificado cuando le toca dar la cara. Del primero al último. Además, el meta Nico Sarmiento, habitualmente suplente, se erigió en héroe con unas soberbias paradas que alimentaban las esperanzas del éxito a medida que fueron transcurriendo los minutos.

?Cuando faltaban 4:27 para el final, Bruno Taffy, el mismo que el pasado curso ya metió en Jaén a los mallorquines en la semifinal por el título de Liga, recogió un balón perdido y soltó un tiro que destrozó al meta Paco Sedano. Esa acción fue la guinda de un triunfo para el recuerdo, pero que deberá confirmarse en el lejano febrero en el encuentro de vuelta en Son Moix. La final de Sevilla, presumiblemente ante ElPozo Murcia de Miguelín, sería el mayor premio para un club que se merece un monumento.

?La pizarra de Juanito salió a la perfección, tanto en la primera como en la segunda parte. Sin errores, el Palma Futsal salió a demostrar que quería ganar, sin complejos, aunque siendo conscientes de quién tenía en la otra parte de la pista. Y eso se reflejó en la acción del primer gol de los baleares. Joao robó el balón e inició un soberbio contraataque, pasó el balón a Taffy, que fue objeto de falta cuando se plantaba ante el meta. Y como si fuera la mágica acción que en Torrejón metió al Palma Futsal en esta semifinal, Pizarro tiró un obús que batió al meta tras el pase de Vadillo. Solo era el minuto 3, pero el mensaje al rival ya estaba enviado. Los azulgrana no estuvieron cómodos ante la tela de araña diseñada por el técnico ya que les obligaban a tirar desde lejos.

?Entonces empezó el recital de Nico Sarmiento, que paró de todas las maneras posibles los remates de Wilde, Aicardo, Gabriel y compañía. Eso sí, los visitantes resistían con oficio y sabiendo lo que tenían que hacer. De hecho, Pizarro dispuso de una doble ocasión que podría haber aumentado la renta, así como también Tomaz y Taffy.

?Sin embargo, el jarro de agua fría llegó en el minuto dieciséis cuando Nico Sarmiento despejó un tiro de Ferro y el rechace le cayó a Lin, que batió al internacional argentino tras tocarle el balón el pecho. No obstante, eso no trastocó lo más mínimo los planes del equipo, que siguió jugando sin fisuras. Sin miedo. Y eso en el deporte es un enorme aval. En la reanudación los baleares salieron a morder. Vadillo y Sergio estuvieron cerca del gol, pero ante el Barcelona toda precaución es poca. Aicardo estrelló el balón en el larguero. Pero es que incluso la fortuna, que en otras ocasiones le ha dado las espalda al club que preside Miquel Jaume, estaba de su parte. Taffy en la siguiente acción se transformó en Ricardinho, regateó a varios rivales, pero se quedó con las ganas de batir al meta.

?Las oportunidades se sucedían en una y otra portería para mayor lucimiento de los respectivos porteros, sobre todo en una de Pizarro, tras un gran pase de Paradynski, que repelió Paco Sedano. Hasta que Taffy, otra vez, marcó un gol que puede valer una gran final. En los últimos cuatro minutos, el Palma resistió como pudo, aupado por Nico, para ilusionarse de verdad de que algo grande está por llegar. Esto solo acaba de empezar.